Fuente: Diario Financiero
Lunes, 03 de Diciembre de 2012 10:11
Caída de la actividad, inflación y falta de
financiamiento internacional obligó a Nación, provincias y municipios a
apelar a una mayor presión tributaria para suplir el desequilibrio
fiscal.
El bolsillo es uno solo. Sin embargo, la Nación de Argentina, las
provincias y los municipios parecen lanzados en una carrera recaudatoria
que genera aumentos por triplicado en la economía personal. Con las
elecciones legislativas de 2013 como meta, el problema del déficit
fiscal se pasa de un nivel de gobierno a otro como una posta caliente,
que finalmente recae en la gente. De esta forma, transporte,
electricidad, gas, ABL -Alumbrado, Barrido y Limpieza-, patentes, naftas
(bencinas) e impuestos inmobiliarios son algunas de las facturas que
llegarán con aumentos a partir del 1 de enero próximo para financiar el
gasto público.
La combinación de la caída del nivel de actividad y una inflación
creciente con la falta de acceso a financiamiento internacional generó
un desequilibrio en la salud fiscal del sector público. La otrora
terapéutica caja del poder central ya no derrama recursos a lo largo y
ancho del país, con lo cual los gobiernos subnacionales se ven obligados
a aplicar más presión tributaria para financiar la mala praxis. Al
menos así lo entienden los economistas consultados por El Cronista WE
para explicar las razones de las alzas generalizadas, en lo que muchos
tributaristas ya bautizaron el año de los impuestos.
“Se está trasladando la corrección fiscal a los niveles más bajos
de gobierno. La Nación la traslada a las provincias y éstas a los
municipios. Se arma una cascada que termina en los niveles subnacionales
buscando financiamiento a través de las alzas de impuestos”, sostiene
el economista Juan Pablo Paladino, coordinador de estudios y análisis de
la consultora Ecolatina.
Según datos del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf)
basados en cifras del Ministerio de Economía, la suma de todos los
recursos que reciben las provincias desde la Nación, a octubre de este
año, creció apenas al 20%, una merma con respecto al 28% que percibían
en 2011.
Con una recaudación en baja por el enfriamiento de la economía,
las estimaciones de los analistas consultados indican que las
necesidades financieras totales de las provincias rondarán este año los
40.000 millones pesos (unos US$ 8.000 millones), es decir, un 30% más de
lo que necesitaron durante la temporada anterior. “Se trata de un
contexto de restricciones fiscales que arrancó en 2009 con la aparición
del déficit. En un principio las provincias lograron financiarse afuera,
pero a medida que se fueron agotando las fuentes, la situación termina
impactando en el bolsillo del consumidor”, agrega Paladino.
La exigua dieta fiscal con la que sobreviven las provincias y los
municipios ha disparado una batería de impuestos en la mayoría de las
jurisdicciones. Sin las alternativas de financiamiento interno con las
que cuenta el gobierno nacional -léase, los recursos del Banco Central y
de la Administración Nacional de la Seguridad Social, Anses-, y
desalentados por las prohibitivas tasas que asoman desde los mercados
externos, el alza tributaria aparece como una de las pocas opciones para
hacer caja.
“Ante la decisión del gobierno nacional de ‘vivir con lo nuestro’,
no queda otra que generar mayor presión tributaria. Esto es un reflejo
de cómo las políticas nacionales a nivel macro impactan en las
posibilidades de las provincias”, opina Soledad Pérez Duhalde, analista
financiera de Abeceb.
Además de la falta de acceso al crédito, otra de las desventajas
de los distritos en comparación con la Nación es que el gasto provincial
es muy intensivo en servicios y, por ende, en salarios, uno de los
rubros más sensibles al ajuste. El gasto de personal provincial supone
un 65% en promedio de los ingresos corrientes, mientras que a nivel
nacional no supera el 15%.
Tanque vacío
En este sentido, la actual polémica por la decisión de Córdoba y
de la ciudad de Buenos Aires de aplicar un cargo específico a las naftas
es sintomática de la situación fiscal que atraviesan los 24 distritos.
Asfixiados financieramente, los gobiernos opositores de José Manuel de
la Sota y de Mauricio Macri recurren a un nuevo aumento de combustibles
-de 15 a 40 centavos por litro en el caso cordobés y de 30 centavos por
litro en el capitalino- para costear obra viales y el servicio de los
metro, respectivamente.
Sin embargo, en las últimas horas, el gobierno nacional demandó
ante la Corte Suprema a la provincia mediterránea por cobrar ese tributo
y amenaza con hacer lo propio en caso de que el macrismo -o cualquier
otra administración provincial- decida avanzar en esa dirección.
Una de las fuentes preferidas por las provincias a la hora de
hacer caja es la de Ingresos Brutos: 18 de las 24 jurisdicciones han
autorizado aumentos de este impuesto, que representa en promedio el 80%
de la recaudación propia de cada administración local. “A pesar de
tratarse de un impuesto indirecto, porque es un tributo que afrontan las
empresas, el último afectado termina siendo el asalariado, porque una
gran parte de esas subas se traslada a precios”, destacan desde el
Iaraf.
Sin acceso a los mercados de capitales externos y sin margen para
aplicar una mayor presión tributaria, todos los caminos en busca de
financiamiento para exhibir una economía vigorosa de cara al 2013
electoral confluyen en el Banco Central, coinciden los especialistas.
“El financiamiento va a surgir de la emisión monetaria, lo que generará
más inflación y, por ende, terminaremos pagando todos”, opina Pérez
Duhalde.
Con proyecciones de aumento del gasto público en torno al 30%, los
expertos descuentan que el disciplinamiento fiscal por parte de la
Nación se mantendrá durante 2013. “Pareciera que este año se están
concentrando una serie de medidas impopulares como el aumento de tarifas
en luz y gas o el ya evidente ajuste fiscal, con la intención de contar
con cierto margen de maniobra de cara a las elecciones”, dice Luciano
Cohan, economista jefe de la Elypsis. Y concluye: “No creo que en un año
bisagra como el que viene el gobierno se muestre tibio en el uso de la
caja como herramienta de disciplinamiento fiscal”.
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