Aunque América Central es un pedazo muy pequeño de nuestro continente y
la lógica dicta que la unidad centroamericana nos haría más fuertes,
esto nunca ha sido posible por las más diversas razones. Las políticas,
sin lugar a dudas, encabezan la lista.
Si en el pasado, por motivos económicos, ideológicos e históricos,
éramos muy diferentes, ahora cada vez nos parecemos más. Por lo tanto
seguir separados resulta absurdo.
Sin embargo, no hemos logrado un mercado común (que hace años
necesitamos), una cooperación real y efectiva en el tema de la seguridad
(que nos ahoga), una solidaridad consecuente (indispensable) o un
intercambio de experiencias que nos permita crecer.
Ahí seguimos, dejando que nuestros gobiernos se peleen casi siempre por
razones que nos son ajenas, pero que siempre favorecen los intereses
electorales de los poderosos.
Y así nos manipulan, provocando xenofobia, sentimientos de superioridad o inferioridad, distancia y bronca.
A veces (y entonces recuperamos la esperanza) tenemos la dicha de
encontrarnos con un grupo de centroamericanos. Y conversando,
compartiendo, pensando y creando juntos nos damos cuenta que no somos
tan distintos. Es más: nos parecemos más de lo que creíamos.
Eso está pasando ahora, en este preciso momento. Cuarenta jóvenes, 13
ticos y 27 de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Panamá,
están participando en el Primer Encuentro Audiovisual Joven. Muchachos
entre los 19 y los 30 años con muchas ganas de aprender se han mezclado y
“contaminado” entre ellos. El objetivo: trabajar en grupos de
nacionalidades diversas y realizar pequeños documentales. El proyecto es
ambicioso como lo son los sueños. Pero si no tenemos sueños, ¿qué más
nos ofrece la vida?
Más allá del resultado práctico (que mucho promete), la relevancia de
este encuentro tiene que ver con la unidad centroamericana. Permitir que
jóvenes de todos los países de América Central se descubran, conozcan,
acepten y logren comprender que (más allá de la lengua que les es común)
pertenecen a un mismo grupo cultural, es un logro que beneficiará a las
generaciones futuras.
Paralelo al encuentro, el viernes pasado se inauguró en Teatro Nacional
el Festival Internacional de Cine 2012, Paz con la tierra.
Durante 18 años el Centro Costarricense de Producción Cinematográfica
realizó la Muestra de Cine nacional que este año se convierte en dicho
Festival. Además de mostrar una selección de lo mejor de la producción
costarricense, también incorpora el cine de otras partes del mundo que
reconozca y promueva “historias de respeto y solidaridad entre los seres
humanos, con las distintas formas de vida y con el planeta que
habitamos…”, como menciona Iván Rodríguez, viceministro de Cultura, en
la presentación de este evento.
No existe contradicción: la experiencia de los jóvenes que participan en
el campamento y las películas que se van a proyectar nos confirmarán
que las angustias respecto a la vida y sus circunstancias no nos
pertenecen solo a nosotros. Son humanas.
Claudia Barrionuevo
claudia@barrionuevoyasociados.com
*Artículo de Opinión del 30/07/12 publicado en La República de Costa Rica.
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