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domingo, 3 de agosto de 2008

"Debo Proteger la Vida de Todos"

Prensa Libre, 3 de Agosto, 2008

Entrevista con Luis Ferraté, Ministro de Ambiente de Guatemala

Por Juan Fernando Estrada

Luis Ferraté, cabeza del ministerio “verde”, es considerado como uno de los fundadores del movimiento ambiental del país. Él se describe a sí mismo como una persona tranquila, con una sólida formación académica y un empresario con visión ambiental de éxito.

Afirma que Guatemala se ha posicionado a la cabeza de Centroamérica en la adaptación al cambio climático, tema que maneja casi a la perfección.

¿Cómo se siente de ministro?

Me siento muy contento, agradecido, en el sentido de que he traído un equipo de trabajo muy bueno, interdisciplinario y funcional. En el caso de los viceministros, creo que tengo los dos mejores de todo el Gabinete.

¿Tuvo la libertad de escogerlos?

Sí. Los conocía por su desempeño en la actividad académica y profesional. No éramos amigos, porque aquí no traje ningún amigo, sino que los escogí por su capacidad, inteligencia y visión ambiental, estrechada con la socialdemocracia.

Muchas personas lo tildan de un ministerio de adorno y sin poder. ¿Por qué aceptó?

Primero, porque tengo el apoyo del presidente. Él me ofreció el cargo en el 2003; perdió las elecciones y me lo callé. Luego, en el 2006, me llamó de nuevo. Acepté, y elaboramos un plan de mejoramiento socioambiental consultado con las bases del partido. Yo no vine a improvisar; al contrario, vengo con un plan claro, basado en que el medioambiente y los recursos naturales son lo más democrático que existe, y al manejarlos correctamente se puede llegar a mejorar la calidad de vida de todos.

Pero tienen el presupuesto más reducido del Gabinete.

Nos van a duplicar la asignación nacional. El año entrante vamos a tener unos Q91 millones en total, que no son suficientes, pero trataremos de utilizarlos de la mejor manera.

¿Cuenta el MARN con potestad para detener un proyecto minero que no tenga los estudios correctos y atente contra el medioambiente?

No la tenemos. Ojalá fuéramos como Costa Rica, en donde se está demoliendo un hotel de 10 pisos que no cumplía con los requisitos que dicta la ley.

Entonces, ¿en qué momento pueden actuar?

Toda licencia otorgada por el Ministerio de Energía y Minas (MEM) debe llevar primero el visto bueno de un estudio de impacto ambiental por parte del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales. Ahí es donde podemos actuar. Tratamos de trabajar de manera ordenada y en coordinación con ellos, porque hemos encontrado licencias de todo tipo sin el mínimo de requisitos cumplidos.

¿Pueden pedir una revisión de esas licencias?

Sí, hemos revisado varias. Nosotros aplicamos la ley por igual, tanto al sector público como al privado. Por supuesto, eso no da buenos créditos, y uno se echa a varias personas encima.

Se dice que esto ha molestado al sector empresarial y han pedido al presidente que lo remueva del cargo.

Solo son rumores. Yo tengo el apoyo personal del presidente y del vicepresidente. Yo diría que también del Gabinete, los financistas y de todo el partido.

Pero, ¿considera que se ha ganado enemigos?

Lo más seguro. Debo de tener muchos enemigos, porque desde que se anunció que sería ministro fuimos amenazados de muerte mi esposa, mi hijo y yo. Durante estos siete meses he sido víctima de dos intentos directos de amedrentación, pero será muy difícil que me asusten porque, por alguna razón del Creador, soy terco y no me echo para atrás.

¿Cuándo fue la última vez que sufrió un ataque directo?

Una semana antes de la muerte del ministro de Gobernación, Vinicio Gómez.

Cambiando de tema, ¿en que situación encontró el Ministerio?

Encontré mucha gente buena, sin necesidad de reemplazarla, pero que podía mejorarse. Los buenos se quedaron; muchos se fueron por su propia voluntad; otros fueron removidos, por incompetentes.

¿A esto se debe el despido de 17 personas en su primer mes como ministro?

La mayoría era personal que tenía dos o tres fallas administrativas, inclusive varios tenían problemas legales.

Otra de sus primeras acciones fue derogar el acuerdo gubernativo 431-2007, del Reglamento de Evaluación, Control y Seguimiento Ambiental, que negaba la participación pública. ¿Por qué?

Ese proceso siempre existió. La participación pública en cualquier tipo de construcción, exploración o explotación de recursos naturales es universal, aquí y en cualquier parte del mundo. Las evaluaciones de impacto ambiental necesitan que las personas que van a ser perjudicadas o beneficiadas expresen su opinión. La Constitución lo establece claramente. Así, pues, era necesario retomar y volver a darles a las comunidades las municipalidades, y al sector privado, el derecho de expresarse, si están de acuerdo o no con todo proyecto que los afecte de cualquier manera.

¿Encontró alguna otra anomalía o algo que no iba de acuerdo con lo que la ley establece?

No considero que hayan sido anomalías, sino que muchas inexactitudes en la calidad de los procesos. Aquí se aprobaron estudios de impacto ambiental que no debieron aprobarse.

¿Como cuáles?

Desarrollos urbanísticos en los cuales no había estudios hidrológicos, y ahora están sufriendo las consecuencias de quedarse sin agua. En otros no se hizo el análisis de riesgo, y se ha construido hasta el límite de los barrancos. Lo mismo va para muchas carreteras y puentes. Hace 10 años, cuando sucedió lo del Mitch, hice un estudio de infraestructura física de Guatemala, y alrededor de un 20 por ciento está mal ubicada.

Este año han rechazado nueve estudios de impacto ambiental, de 19 presentados. ¿Por qué?

Por mala calidad o porque no hay participación pública.

Los estudios los hacen consultores avalados por el MARN. ¿Por qué no los hacen ustedes?

Porque somos un ente rector y normador. En nuestra página web se encuentra el listado de consultores autorizados por el Ministerio.

¿El fraccionamiento de los EIA, en el caso de Mayaníquel, en Izabal, refleja una falta de profesionalidad?

Sí, fue un caso de falta de profesionalidad, porque se debe hacer una evaluación estratégica integral, a la par del EIA.

¿Qué opinión tiene el Ministerio acerca de la Ley de Minería, que ha sido tan señalada?

Esta ley se debe revisar, con la participación de todos los sectores de la población. Esto no es un asunto de revisión del Gobierno, de la Iglesia o de los mineros; es de todos.

¿Qué piensa de la minería?

La minería afecta en diversos grados. Llega a cambiar el paisaje natural completamente. Se debe derogar la Ley de Minería que existe, y trabajar en una nueva, para que se den las inversiones, pero que no haya destrucción ambiental. En caso de haber daños contra el ambiente, hay que poner todas las medidas para recuperar y rehabilitar los espacios dañados, como se hace en cualquier parte del mundo.

En el tema de la exploración y explotación de minerales, ¿cree que ha habido exceso de licencias?

Eso se lo deberían preguntar MEM, porque nosotros nos dedicamos a lo que nos compete la ley, que es aprobar o no los estudios de impacto ambiental. Personalmente pienso que sí. Una concesión de cualquier tipo conlleva responsabilidades, tanto para el Ministerio como para el Estado y el gobierno de turno. Se da con buena fe, pero se otorga un instrumento para que luego se pueda renegociar la concesión, ya sea con la misma o con otra compañía.

Inclusive la iglesia Católica ha manifestado su malestar. ¿Qué opina de esa postura?

Tampoco nos oponemos a las inversiones, mientras éstas sean marcadas entre un contexto de responsabilidad social y ambiental. Deben presentar un beneficio para el país, pero actualmente se recibe solo 1 por ciento de regalías; lo ideal sería 30 por ciento.

¿Considera que el Estado ha velado más por intereses económicos que por proteger el medioambiente?

En gobiernos anteriores sí; en éste no.

¿Está enterado de que Duke Energy tiene planes de construir en Escuintla una planta generadora de energía, a base de carbón?

Estoy enterado. Se espera que para el 2012 entren a operar tres plantas de carbón de distintas compañías.

Pero este tipo de energía es la que más contamina.

Es sencillo. El que contamina, paga, y además rehabilita la zona. Los gases de invernadero se deben compensar. Las resoluciones que saca el Ministerio sobre compensación en gases invernadero son vinculantes y nos apoya la ley.

¿Qué tipo de ley?

Al ser parte de la Organización de Naciones Unidas, nos basamos en lo establecido en el panel de cambio climático, que tiene una metodología para todos los países y las sumas que se deben pagar por producir gases de invernadero.

Entonces ¿ellos van a pagar?

No sé si van a pagar, pero nosotros les exigimos; no pueden venir a Guatemala a contaminar.

Pero, ¿qué respuesta han tenido?

Se ha negociado. Llegamos a una suma de dinero, pero ellos la han adversado. Yo lo veo como un proceso natural más que todo, para probar el sistema y ver qué tanto apoya al medioambiente.

¿Cuánto tendrían que pagar?

Alrededor de Q250 mil anuales. No es una cantidad que se equipare con el daño que se hace.

Si ellos pagan, ¿adónde iría el dinero?

A las arcas del Ministerio. Se invertiría en programas de reforestación. Nuestro objetivo no es captar el dinero de las multas, sino manejarlo adecuadamente. Otros fondos los invertiríamos en el desarrollo de las energías renovables.

¿Qué energías renovables promueve el Ministerio?

Nosotros promovemos todas las energías renovables, desde la biomasa hasta las hidroeléctricas. Por ejemplo, aquí no se contabiliza la cantidad de leña que se consume anualmente, que asciende a 14 millones de metros cúbicos, lo cual representa unos US$1 mil 500 millones.

¿Las hidroeléctricas son un medio viable?

Debido al cambio climático, vamos a tener que represar agua y usarla para hidroeléctricas y riego. No me opongo a las grandes hidroeléctricas, si son a filo de agua, como se planea hacer en el río Usumacinta.

Al contrario, me alegra que alguien haya comprendido el uso de este tipo de hidroeléctricas, algo que propuse hace 35 años.

Pero la mayoría de poblaciones aledañas se oponen.

Es por falta de información y educación. Cuando hay participación ciudadana, se dice la verdad a la gente y se les hace parte de los procesos. La gente acepta porque se va a ver beneficiada. Somos un ministerio paciente, que toma en cuenta la opinión de todos los sectores.

¿Quién es el mayor enemigo del medioambiente en Guatemala?

El ser humano. Si no tenemos cambios de actitudes y comportamientos, terminamos siendo enemigos de nosotros mismos, lo cual es una paradoja.

Entonces, ¿atentar contra el medioambiente se tipica como delito?

Dañar el medio ambiente es un crimen, el cual es penalizado con todo el peso de la ley.

¿Considera que la Fiscalía del Medio Ambiente necesita más recursos o debe ser ampliada?

Si para procesar e investigar los crímenes hacia la humanidad el sistema judicial es poco efectivo, en el tema de los crímenes hacia la naturaleza es inexistente. Nosotros hemos enviado gran cantidad de denuncias a la Fiscalía, por faltas al medioambiente, pero nos quedamos esperando.

Puede ser que no se tenga el conocimiento acerca de este tipo de delito.

Considero que los abogados, jueces y magistrados no están preparados para procesar a un criminal del medioambiente. Yo he visto avances y que los magistrados tratan de entender el tema, pero no comprenden los principios básicos.

¿Cuáles?

La biodiversidad, el aire o el agua, por ejemplo, son todos bienes naturales. Pero al contaminarlos se convierten en un mal social, y si no se entienden las implicaciones que lleva esto, no se puede impartir justicia y castigar a los responsables.

Entonces, ¿los desastres naturales pueden ser un mal social?

Acuérdese de que no hay desastres naturales, solo socioambientales. Cuando un huracán o una fuerte lluvia causa grandes estragos, como inundaciones o deslaves, no es culpa del medioambiente, sino de la misma sociedad.

¿Por qué?

Porque he construido donde no debí hacerlo, y desde un principio no planifiqué de manera adecuada. Todo proyecto debe contemplar y tomar en cuenta a la naturaleza que lo rodea. Los fenómenos naturales vienen a desnudar y evidenciar si el Estado y la sociedad son capaces de responder y ajustarse.

Si usted fuera médico, ¿cuál sería su diagnóstico para la biodiversidad del país?

Es un paciente enfermo, porque ha perdido casi el 68 por ciento de su piel, que es la vegetación. Los ríos, que considero sus venas, están todas contaminadas, así como varios de sus órganos vitales, que son los lagos y aguas subterráneas.

¿Cuál es su mensaje?

Estoy aquí para trabajar por el bien común, basándome en los principios ambientales estrechados con la socialdemocracia. Hoy llovió mucho. Estoy seguro de que en algún lugar hubo daños. Yo tengo que proteger finalmente la vida de los guatemaltecos, y lo haré con firmeza durante el tiempo que esté al mando de este ministerio.

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