Summa Inputs
Fuente: El Financiero (México)
Viernes, 16 de Mayo de 2014 12:27
Lorenzo Zambrano tenía una afición por los autos
clásicos de lujo, los cuales coleccionaba, a escala, cuando era niño, y
luego en tamaño regular, conforme fue escalando en la estructura
corporativa de Cemex.
Cuando el empresario regiomontano no andaba partiendo el aire en sus deportivos (tenía una debilidad por los Ferrari), o en su casa de San Pedro Garza García, viajaba, por placer o por negocios. Esa era su otra gran pasión. Así fue como lo sorprendió la muerte el pasado lunes en un hotel de Madrid, a donde llegó para atender una junta del Comité ejecutivo de Cemex.
La pasión de Zambrano por los autos no era una excentricidad, sino una afición que adquirió desde niño y que tenía que ver más con la ingeniería automotriz, la sofisticación y diseño de los modelos deportivos. Estas cualidades se reflejaron también en las decisiones que tomó al frente de Cemex, como director general y presidente del Consejo de Administración. Siempre fue audaz en sus determinaciones y muy innovador a la hora de emprender cambios en la empresa.
Fue un hombre de mundo. Actualmente no hay empresa mexicana más global que Cemex: tiene presencia en 50 países, aunque su cemento y agregados deben estar en más estructuras de las que imaginamos alrededor del planeta.
Lorenzo Zambrano convirtió a Cemex en una marca líder en México y luego la llevó al exterior a competir con verdaderos gigantes como la suiza Holcim y la francesa Lafarge, hasta convertirla en la tercera productora de cemento más grande del mundo. Por estos días Holcim y Lafarge llevan a cabo un proceso para fusionarse. De hecho, en las reuniones que iba a sostener Zambrano en Madrid se abordarían las opciones de la mexicana para aprovechar la venta de activos a la que se obligará a estas firmas para lograr la aprobación de las autoridades antimonopolios.
Lorenzo Zambrano estudió la maestría en Administración de Empresas en Stanford, California, a finales de los años 60, pero su tiempo en Estados Unidos más bien lo gastaba en Nueva York. Quizá la época en que más tiempo habitó su departamento en la 5ta Avenida fue entre 2009 y 2013, cuando tuvo que negociar con múltiples acreedores la reestructura financiera de la empresa.
Zambrano nunca tuvo más de 3% de las acciones de Cemex. Prefirió que el capital de la firma regiomontana estuviera bien diluido, aunque siempre con el control de las decisiones estratégicas. Sin embargo, tras la reestructura de la empresa, los fondos de Estados Unidos, alguno de los cuales fueron sus acreedores, tomaron mayor participación en la firma.
Datos compilados por Bloomberg exponen que a la fecha 71,7% de los CPOs de la productora de cemento están en manos de inversionistas de Estados Unidos. BlackRock es el mayor inversionista, con cerca de 10,78% de los títulos, seguido de Southeastern Asset Management, con 4,34%.
En septiembre del 2011, los tenedores mexicanos de acciones poseían un porcentaje mayor al que tenían los fondos extranjeros (49% contra 45%), pero la tendencia se revirtió y amplió en los meses y años subsecuentes.
En su reporte del 2013, Cemex explicó que sus principales funcionarios, consejeros y familiares directos eran poseedores, conjuntamente, del 2,25% de las acciones en circulación de la empresa.
En 2008 Forbes estimó su fortuna ascendía a US$1.500 millones y lo situó en el lugar 785 de su lista mundial. Eso fue antes de que la crisis económica le cayera como rayo del cielo a la firma multinacional.
Posdata:
Lorenzo Zambrano fue un empresario fuera de serie no sólo en los negocios, sino en su vida privada. A diferencia de la mayoría de los empresarios regiomontanos de su generación y de otras, él no se casó, ni tuvo hijos. Se dedicó a sus aficiones: los negocios, los autos, el arte y la tecnología. Disfrutaba como pocas cosas que la gente le enviara vía Twitter las fotografías de los camiones de Cemex circulando lo mismo en una avenida de El Cairo que de Londres. Pensaba que seguramente algunos de esos caminos también habían sido construidos con cemento de Cemex, la marca que se encargó de globalizar.
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