Fernando Páiz: “Aquí no necesito escoltas”
Fuerte inversionista chapín produce arroz, exporta mangos y construirá un hotel Hyatt
Iván Olivares | Especiales
Fernando Páiz, guatemalteco, quien ha ampliado su cartera inversionista en Nicaragua. CORTESIA/END
El inversionista guatemalteco Fernando
Páiz añadió a la lista de sus empresas en Nicaragua, la construcción de
un hotel Hyatt a un costo de U$15 millones.
Con esta nueva inversión, Páiz viene a diversificar y a profundizar su portafolio de inversiones en el país, al incursionar por primera vez en un rubro de negocios que no sea el agrícola, siendo dueño de una planta que procesa, congela y exporta mangos, además de ser productor y comercializador de arroz, en este caso, en sociedad con una empresa costarricense.
Aunque invierte en otros países de Centro y Sudamérica, confiesa que está en Nicaragua, porque “aquí no necesito escoltas”, además de sentirse a gusto con la facilidad con que tiene acceso a diversas figuras del gobierno.
“No necesito escoltas en Managua. Aquí me monto en un taxi sin ningún problema, y de hecho, me encanta el anonimato con que me muevo. Es verdad que siempre ando acompañado por gente de la finca, pero es por cuestiones de trabajo, no por un afán de seguridad. Me siento muy seguro en su tierra”, confesó.
Añade que “Nicaragua desde fuera se ve como un país seguro, un país donde puedo salir a caminar a la calle, y no sentir temor de que me vayan a asaltar: eso no lo pueden decir muchas ciudades del mundo... y eso es un gran atractivo para un viajero que visita Nicaragua”.
De paso, Nicaragua le parece “un lugar muy atractivo para invertir, y el gobierno es muy amigable: las autoridades de gobierno, la oficina de inversión extranjera, el Ministerio de Turismo… sus ministros son gente muy preparada, muy responsable, y es muy agradable trabajar con ellos. Quiero decir que el acceso que yo tengo a esas oficinas es tan bueno como en mi tierra o mejor”, aseveró.
Crecimiento hotelero
Páiz asegura que decidió invertir en hotelería, no solo por las bellezas naturales que encuentra en territorio nicaragüense, sino porque observa que el sector turístico está creciendo desde hace años, y está convencido de que seguirá haciéndolo.
“El país tiene un potencial enorme para el turismo, y empieza a desarrollarlo con seriedad. Proyectos como Guacalito, que vienen caminando, van a sorprender al mundo por su sofisticación”, vaticinó.
“Nicaragua tiene unas playas hermosísimas, que ya las quisiera mi tierra. Allá tenemos playas de arena negra, muy, muy aburridas, comparadas con las playas tan lindas que tiene Nicaragua, como San Juan del Sur. Guatemala tiene folclor, los mayas, paisajes hermosos y todo, pero Nicaragua no tiene mucho qué desear, pero el punto importante es que el crecimiento del turismo, ya sea de negocios o de descanso de Nicaragua, es de los más altos de Centroamérica”, aseguró.
El empresario narró que “cuando yo vengo aquí con mis ingenieros, a visitar el proyecto agrícola, o porque estoy construyendo una fábrica, a veces somos 4, 8, 12 o 15 personas, y quiero 6, 8, 10 cuartos en un hotel, no los consigo, y mi gente a veces terminó durmiendo en tres hoteles distintos, lo que me dice que hay una demanda muy importante de lunes a viernes”.
“Nicaragua mantiene un alto índice de ocupación en sus hoteles, y lo que yo leo entre líneas es que es el momento de venir a poner competencia aquí: el crecimiento de 11, 12, 13, 14% de turismo que tiene Nicaragua, es suficiente para absorber la apertura de un hotel nuevo, independiente de que los hoteles actuales, ya muestran altos niveles de ocupación en este momento”, añadió.
Mango congelado, arroz empacado
Fernando Páiz tiene casi 20 años de inversiones en el campo agrícola, pero si no es muy conocido en Nicaragua, es porque “el mundo agrícola no es de relaciones públicas”.
Tengo un proyecto agrícola que se llama Mangosa, que recientemente anunció la inauguración de una planta industrial para procesar fruta congelada.
La empresa se llama Frozen Fruit, y está procesando fruta, plátano, camote, yuca, productos para exportación, ya con gran valor agregado, porque es un producto que ha sido pelado, cortado en cuadritos, empacado y ya listo para su consumo en Estados Unidos, Europa y Puerto Rico.
“Si usted exporta un millón y medio de cajas de mangos (15 millones de libras), y el 20% no tiene calidad de exportación, le quedan 3 millones de libras de mango que hay que procesar. Si usted las madura y las pela, la carne está divina, pero por fuera, tal vez tenía una cicatriz, porque dos mangos se frotaban uno con otro, y ya no están buenos para exportar, pero sí están buenos para comer, y son de la mejor calidad”, explicó.
“Si usted los madura en el árbol, o con equipo profesional, ese producto, ya pelado o cortado en cuadritos, termina en un bar de ensaladas, en un hotel de cinco estrellas en Nueva York con un gran valor agregado”, ilustra.
El guatemalteco también invierte en un proyecto agrícola arrocero, “vecino a Mangosa, en sociedad con un grupo agrícola de Costa Rica, que es el Grupo Pelón de la Bajura”.
Ellos producen y empacan el arroz marca Tío Pelón, que también se distribuye en los supermercados de Nicaragua, principalmente en sacos de 100 libras, así como en presentaciones de 5 y de 20 libras.
“Lo que pusimos en Mangosa fue una planta para congelar la fruta que no se puede exportar fresca”, aclaró.
www.confidencial.com.ni
Con esta nueva inversión, Páiz viene a diversificar y a profundizar su portafolio de inversiones en el país, al incursionar por primera vez en un rubro de negocios que no sea el agrícola, siendo dueño de una planta que procesa, congela y exporta mangos, además de ser productor y comercializador de arroz, en este caso, en sociedad con una empresa costarricense.
Aunque invierte en otros países de Centro y Sudamérica, confiesa que está en Nicaragua, porque “aquí no necesito escoltas”, además de sentirse a gusto con la facilidad con que tiene acceso a diversas figuras del gobierno.
“No necesito escoltas en Managua. Aquí me monto en un taxi sin ningún problema, y de hecho, me encanta el anonimato con que me muevo. Es verdad que siempre ando acompañado por gente de la finca, pero es por cuestiones de trabajo, no por un afán de seguridad. Me siento muy seguro en su tierra”, confesó.
Añade que “Nicaragua desde fuera se ve como un país seguro, un país donde puedo salir a caminar a la calle, y no sentir temor de que me vayan a asaltar: eso no lo pueden decir muchas ciudades del mundo... y eso es un gran atractivo para un viajero que visita Nicaragua”.
De paso, Nicaragua le parece “un lugar muy atractivo para invertir, y el gobierno es muy amigable: las autoridades de gobierno, la oficina de inversión extranjera, el Ministerio de Turismo… sus ministros son gente muy preparada, muy responsable, y es muy agradable trabajar con ellos. Quiero decir que el acceso que yo tengo a esas oficinas es tan bueno como en mi tierra o mejor”, aseveró.
Crecimiento hotelero
Páiz asegura que decidió invertir en hotelería, no solo por las bellezas naturales que encuentra en territorio nicaragüense, sino porque observa que el sector turístico está creciendo desde hace años, y está convencido de que seguirá haciéndolo.
“El país tiene un potencial enorme para el turismo, y empieza a desarrollarlo con seriedad. Proyectos como Guacalito, que vienen caminando, van a sorprender al mundo por su sofisticación”, vaticinó.
“Nicaragua tiene unas playas hermosísimas, que ya las quisiera mi tierra. Allá tenemos playas de arena negra, muy, muy aburridas, comparadas con las playas tan lindas que tiene Nicaragua, como San Juan del Sur. Guatemala tiene folclor, los mayas, paisajes hermosos y todo, pero Nicaragua no tiene mucho qué desear, pero el punto importante es que el crecimiento del turismo, ya sea de negocios o de descanso de Nicaragua, es de los más altos de Centroamérica”, aseguró.
El empresario narró que “cuando yo vengo aquí con mis ingenieros, a visitar el proyecto agrícola, o porque estoy construyendo una fábrica, a veces somos 4, 8, 12 o 15 personas, y quiero 6, 8, 10 cuartos en un hotel, no los consigo, y mi gente a veces terminó durmiendo en tres hoteles distintos, lo que me dice que hay una demanda muy importante de lunes a viernes”.
“Nicaragua mantiene un alto índice de ocupación en sus hoteles, y lo que yo leo entre líneas es que es el momento de venir a poner competencia aquí: el crecimiento de 11, 12, 13, 14% de turismo que tiene Nicaragua, es suficiente para absorber la apertura de un hotel nuevo, independiente de que los hoteles actuales, ya muestran altos niveles de ocupación en este momento”, añadió.
Mango congelado, arroz empacado
Fernando Páiz tiene casi 20 años de inversiones en el campo agrícola, pero si no es muy conocido en Nicaragua, es porque “el mundo agrícola no es de relaciones públicas”.
Tengo un proyecto agrícola que se llama Mangosa, que recientemente anunció la inauguración de una planta industrial para procesar fruta congelada.
La empresa se llama Frozen Fruit, y está procesando fruta, plátano, camote, yuca, productos para exportación, ya con gran valor agregado, porque es un producto que ha sido pelado, cortado en cuadritos, empacado y ya listo para su consumo en Estados Unidos, Europa y Puerto Rico.
“Si usted exporta un millón y medio de cajas de mangos (15 millones de libras), y el 20% no tiene calidad de exportación, le quedan 3 millones de libras de mango que hay que procesar. Si usted las madura y las pela, la carne está divina, pero por fuera, tal vez tenía una cicatriz, porque dos mangos se frotaban uno con otro, y ya no están buenos para exportar, pero sí están buenos para comer, y son de la mejor calidad”, explicó.
“Si usted los madura en el árbol, o con equipo profesional, ese producto, ya pelado o cortado en cuadritos, termina en un bar de ensaladas, en un hotel de cinco estrellas en Nueva York con un gran valor agregado”, ilustra.
El guatemalteco también invierte en un proyecto agrícola arrocero, “vecino a Mangosa, en sociedad con un grupo agrícola de Costa Rica, que es el Grupo Pelón de la Bajura”.
Ellos producen y empacan el arroz marca Tío Pelón, que también se distribuye en los supermercados de Nicaragua, principalmente en sacos de 100 libras, así como en presentaciones de 5 y de 20 libras.
“Lo que pusimos en Mangosa fue una planta para congelar la fruta que no se puede exportar fresca”, aclaró.
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