Los motores de la economía guatemalteca
Fuente: El Periódico Martes, 09 de Octubre de 2012 17:06
Los sectores más dinámicos y de mayor crecimiento, algunos son industrias de reciente despegue (call centers, minería y palma), otros son agroindustrias (azúcar, banano, caucho) que compiten en eficiencia con los mayores exportadores del mundo.
A inicios del presente siglo, Guatemala contaba con 34 bancos que administraban activos por Q39 millardos (US$4.885 millones). Más de una década después, la banca se ha consolidado y expandido a nivel regional, quedando 18 bancos que a agosto pasado administraban Q184 millardos (US$23.050 millones).
Los bancos nacionales se han modernizado y compiten con los bancos estatales de Costa Rica por ser los más grandes de la región centroamericana.
Los economistas afirman que el dinero es la sangre de una economia y los bancos, el corazón que lo bombea. Un sector clave que financia el crecimiento de los hogares, empresas y la economía a través de la concesión de créditos y resguardando el ahorro nacional.
Durante la última década, el proceso de consolidación de la banca nacional se aceleró con las quiebras de los bancos Metropolitano, Promotor y Empresarial en 2001, las absorciones del Banco del Ejército y del Nor-Oriente por el CHN en 2003, la liquidación del Banco del Café en 2006 y del Banco de Comercio en 2007, así como las absorciones del Banco Corporativo y el Banco SCI.
Además se produjo la llegada de la banca internacional con Banco Azteca de México, el gigante estadounidense Citibank que compró al Banco Cuscatlán y Uno, el canadiense Scotiabank compró al Banco de Antigua, Promerica al Bancasol, Grupo Aval de Colombia adquirió a BAC-Credomatic y el Grupo Ficohsa de Honduras se hizo de Banco Americano ahora Banco Ficohsa.
Paralelo a ello se ha dado la salida del Banco Industrial que compro Banpaís en Honduras y abrió uno nuevo en El Salvador, y del G&T Continental que ya opera en El Salvador, Nicaragua, Panamá y una financiera en Costa Rica.
Mineras canadienses descubren “el Dorado”
Los altos precios que han alcanzado el oro y la plata durante la última década, ha impulsado a las mineras canadienses hacia América Latina en busca de depósitos de minerales para explotar.
En 2003, Goldcorp descubrió una veta en las montañas de San Miguel Ixtahuacán y Sipacapa, en San Marcos, con reservas probadas y probables de 1.25 millones de onzas de oro y 53.5 millones de onzas de plata; Marlin inició operaciones en 2005 y en sus primeros cinco años de explotación ha exportado US$1.416 millones (Q11 millardos).
Las exportaciones de metales preciosos alcanzaron US$941.6 millones en 2011, un aumento del 79,8% respecto a los US$523.7 millones en 2010, consolidándose como el tercer producto de exportación del país y el 9% de las ventas totales del país, según las estadísticas del Banguat.
Además de Goldcorp, que tiene en marcha otros proyectos como Cerro Blanco en Jutiapa o Chocoyos y Asunción, otras empresas mineras se han lanzado a invertir en Guatemala.
Los proyectos más adelantados son la Minera San Rafael, en Santa Rosa, en la cual Tahoe Resources invertirá US$500 millones para explotar un depósito de más de 300 millones de onzas de plata durante los próximos 20 años; la minera rusa Solway Group, que en octubre de 2011 compró por US$170 millones el proyecto Fénix en Izabal, considerada una de las 10 depósitos de ferroníquel más grandes del mundo. El sector minero podría generar inversiones por US$2 millardos en los próximos años, sin embargo, hace falta alcanzar consensos con las comunidades para que los proyectos se concreten.
Un dulce negocio
Iniciaba 1959 y una revolución encabezada por los comandantes Fidel y Raúl Castro, Camilo Cienfuegos y Ernesto “Che” Guevara ponía fin a la dictadura de Fulgencio Batista en Cuba, procediendo luego a nacionalizar las plantaciones azucareras que abastecían a Estados Unidos, que como sanción repartió la cuota azucarera a las naciones productoras del Caribe y Centroamérica.
Desde que Guatemala envió el primer cargamento de azúcar a Estados Unidos a principios de la década de 1960, la agroindustria azucarera nacional no ha parado de crecer a un ritmo anual del 11 % durante los últimos 20 años, posicionándose como el cuarto mayor exportador del mundo y el segundo de América, detrás de Brasil, el mayor productor y exportador global.
Las plantaciones de caña abarcan más de 235.000 hectáreas a lo largo y ancho de la Costa Sur, desde Palín, Escuintla, hasta Retalhuleu, y el valle del Polochic en Alta Verapaz e Izabal.
La agroindustria azúcarera aporta el 3% del Producto Interno Bruto (PIB) y el 6,2% de las exportaciones totales, las cuales han crecido desde los US$43.7 millones en 1982 hasta los US$648.8 millones en 2011, y este año podrían superar el récord histórico de US$726.7 millones alcanzado en 2009, según las estadísticas del Banco de Guatemala (Banguat).
Armando Boesche, gerente de la Asociación de Azucareros de Guatemala (Asazgua), informó recientemente que el clima para la zafra 2011-2012 que acaba de concluir fue favorable, lo cual permitió alcanzar una producción récord de 54.3 millones de quintales, y para el periodo 2012-2013 proyectan más de 55 millones de quintales.
Una llamada al empleo
Los Call Centers y Contac Centers iniciaron su camino en Guatemala en 1995 cuando tres jóvenes crearon una empresa de administración de carteras hipotecarias y cobranzas en la que seis empleados brindaban los servicios de asistencia vía telefónica, la génesis de lo que hoy es Transactel, un gigante con más de 7.000 empleados y presencia desde Guatemala hasta Nicaragua.
No fue sino hasta en 2004 cuando Transactel tomó la primera llamada proveniente de EE.UU. para atender a clientes de empresas de seguros y energía; desde entonces la industria de los call centers continúa en expansión atendiendo a clientes de todo el mundo y administrando cuentas de grandes corporaciones estadounidenses que forman parte del índice bursátil de las Fortune 500 así como compañías de juegos virtuales como Zynga.
Actualmente las más de 100 empresas de Call Centers que operan en el país emplean a más de 20 mil jóvenes guatemaltecos y registran un crecimiento anual del 30%. Se espera que con este ritmo de crecimiento para el 2015 la cifra sea de 57.000 personas empleadas, según las proyecciones de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport).
Germán López, presidente de la Comisión de Contac Center de la Agexport, comentó a principios de año que durante el 2011 el sector facturó unos US$194.9 millones en concepto de servicios, un incremento del 46 por ciento respecto de los US$89.6 millones alcanzados en 2010.
La proyección para 2012 es superar los US$240.6 millones, para un incremento del 24%.
Una industria que se estira
Corría el 2001 y una crisis de precios afectaba a la industria del café, muchos productores perdieron sus fincas debido a las deudas asumidas con los bancos. Otros productores de tierras bajas decidieron cambiarse de cultivo a maderas como la teka o el caucho natural.
Actualmente hay más de 100.000 hectáreas sembradas con bosques de hule, principalmente en los departamentos de Retalhuleu y Suchitepéquez, de las cuales 55.000 hectáreas están ya en fase de producción y las 45.000 restantes se incorporarán en los próximos años.
Las exportaciones de caucho natural se han estirado desde los US$25 millones facturados en 2001 hasta los US$397.5 millones registrados en 2011, consolidándose como el sexto producto de exportación del país, según las estadísticas del Banco de Guatemala.
Rocio Ralda, gerente de Mangales, comenta que en el país existen 109 fincas productoras de caucho. La producción nacional es dominada por Pica e Improsa, las que cada una procesan entre 30 mil a 40 mil toneladas al año. Guatemala se ha convertido en el segundo mayor productor de hule de Latinoamérica, detrás de Colombia, pero uno de los más eficientes por hectárea del mundo.
El auge de la palma aceitera
En 1988 un grupo de productores se lanzó a la aventura de sembrar palma africana como un sustituto a las plantaciones de algodón ubicadas en la costa sur (Retalhuleu y Mazatenango).
Veinticuatro años después, las plantaciones de palma africana se expanden a un ritmo de 8 mil hectáreas por año y abarcan más de 110.000 hectáreas, un 15% del territorio cultivable del país, en las Verapaces, San Marcos, Retalhuleu, Suchitepéquez, Escuintla, Quiché, Izabal y el sur de Petén, según los datos de la Gremial de Palmicultores de Guatemala (Grapalma).
Las fincas palmeras producen unas 140.000 toneladas métricas de aceite al año, de los cuales 100.000 toneladas se exportan a México y Centroamérica, el resto se consume en el país.
Las exportaciones de aceite crudo de palma se han incrementado desde US$1 millón en 1994 hasta los US$216.5 millones en 2011, consolidándose como el séptimo producto de exportación del país, según estadísticas de la SIECA.
Un estudio de la consultora Akianto destaca que Guatemala posee 667.638 hectáreas con potencial para cultivar palma, la cual genera 17.300 empleos directos y 45.000 indirectos.
Un sector con mucha energía para invertir
A partir de la apertura del sector energético y la privatización de la Empresa Eléctrica de Guatemala, S.A. (EEGSA) en 1997, empresas extranjeras y los grandes capitales nacionales se han lanzado a invertir en el sector.
El parque generador alcanza los 2 mil 576 (MW), de las cuales el 46.2 por ciento es generado por las termoeléctricas, el 34,4% por hidroeléctricas, un 17.5% por los ingenios azucareros y el 1,9% por las geotérmicas, según las estadísticas a 2011 del Ministerio de Energía y Minas.
Sin embargo, Guatemala necesita generar más electricidad de fuentes renovables y de menor costo para alumbrar su crecimiento, mejorar la competitivad de sus industrias y exportar energía al resto de Centroamérica.
Estudios del Instituto Nacional de Electrificación (Inde) revelan que los ríos del país tienen un potencial de generación de 10.900 MW de los cuales 5.000 MW son aprovechables, una oportunidad que ha impulsado a los grandes capitales nacionales a invertir en la construcción de hidroeléctricas.,
El interés de los inversionistas fue evidente en la primera licitación para proveer 800 MW de energía durante los próximos 15 años a la Empresa Eléctrica de Guatemala (EEGSA) en la cual participaron unos 42 empresas, aunque al final solo se adjudicaron 210 MW a 16 hidroeléctricas, por lo que la distribuidora anunció una nueva licitación para adjudicar los restantes 590 MW.
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