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miércoles, 12 de diciembre de 2012

Los 7 escándalos bancarios de 2012


Barclays  Summa Inputs
Fuente: CNN Expansión Miércoles, 12 de Diciembre de 2012 08:56 Gigantes financieros como HSBC, Barclays, JPMorgan y Citigroup vieron dañada su reputación este año. 


1. HSBC: débiles medidas antilavado
El banco británico HSBC vio dañada su reputación durante 2012.
Una investigación del Senado estadounidense acusó débiles medidas antilavado desde sus unidades en México, Irán, Islas Caimán, Arabia Saudita y Siria.
La indagatoria dirigida por el senador Carl Levin, y cuyo informe fue dado a conocer el pasado 17 de julio, acusa un "historial de deficiencias contra el lavado" que permitió a la unidad mexicana del banco ser el principal exportador de dólares a la filial estadounidense del mismo.
La unidad del banco en México transfirió US$3.000 millones en 2007 y US$4.000 millones en 2008 a la matriz en Estados Unidos, cifras que para las autoridades "sólo podría(n) alcanzar ese volumen si incluía(n) dinero producto de actividades ilícitas".
El banco informó en su último reporte trimestral que tuvo que apartar US$800 millones para cubrir una potencial multa, además de los US$700 millones que separó para el mismo fin en julio.
El banco informó el pasado 25 de julio que pagó 379 millones de pesos a las autoridades mexicanas en multas por "incumplimiento de diversas disposiciones relativas a la detección y reporte de operaciones inusuales".
Aseguró que ha invertido recursos para superar sus insuficiencias y que fortaleció las áreas de control interno para evitar el lavado de dinero.
Barclays: manipulación de la tasa Libor
De los grandes bancos británicos, Barclays fue quien acaparó la atención durante gran parte de 2012 cuando se reveló que pagó US$450 millones a las autoridades estadounidenses y británicas por la manipulación de la tasa interbancaria Libor (London Interbank Offered Rate), utilizada como referencia para fijar precios de derivados y otros productos financieros.
El escándalo trajo como resultado la renuncia de Bob Diamond el 3 de julio pasado, entonces CEO de la institución, y abrió la posibilidad de que más bancos estuvieran involucrados, entre ellos, Deutsche Bank, Credit Suisse, Citigroup y JPMorgan.
La tasa Libor se calcula con las estimaciones de los bancos con las cuales prestarían en distintas monedas y en periodos diferentes de tiempo. El proceso se lleva a cabo bajo la supervisión de la Asociación de Banqueros Británicos, organismo que congrega a 200 instituciones financieras que hacen negocios en el Reino Unido.
La Autoridad de Servicios Financieros (el regulador británico) indicó el 28 de septiembre pasado que la tasa Libor ya no cumple con sus propósitos y debe ser modificada o reemplazada. Detalló que las tasas referenciales deben estar basadas menos en el criterio de los ejecutivos y más en las actuales transacciones, aunque alertó que es imposible reemplazar la tasa de manera inmediata porque existen demasiados contratos vinculados a esta.
Sin embargo, el principal cambio propuesto por el regulador británico es que la Asociación de Banqueros Británicos renuncie a su función de supervisar cómo se establece la tasa a diario, además de que quienes manipulen la tasa se enfrenten a la acción penal y civil.
Aún no terminan las indagatorias por la tasa Libor, pues Royal Bank of Scotland indicó el pasado 2 de noviembre que podría enfrentar multas por manipular la tasa. Advirtió que incluso si la multa fuera menor a la que pagó Barclays, sería un "día miserable" para RBS.
Además, el banco suizo UBS está cerca de un acuerdo con las autoridades estadounidenses y británicas que implicaría el pago de US$450 millones para cerrar reclamos de que algunos de sus empleados contribuyeron a la manipulación de la tasa Libor, según información divulgada por el New York Times.
JPMorgan: golpe a su reputación
El pasado 10 de mayo, el banco que lidera Jamie Dimon sorprendió a Wall Street al anunciar que había sufrido una pérdida por US$2.000 millones luego de que fallara una estrategia de cobertura, aunque a la postre el desfalco fue de US$6.200 millones.
La pérdida trajo la renuncia de Ina Drew, quien desde 2005 dirigía la unidad de gestión de riesgos del banco y un golpe a la reputación de Jamie Dimon, quien tuvo que testificar el 13 de junio y 19 de junio pasados.
En una de esas comparecencias Dimon señaló que las pérdidas eran indefendibles. Indicó que no estaba al tanto de la extensión de las pérdidas cuando antes las había llamado "una tempestad en una tetera" durante una conferencia con analistas.
Las pérdidas fueron provocadas por las apuestas de Bruno Iksil, un operador conocido como "la ballena de Londres".
Sin embargo, las pérdidas provocadas por "la ballena de Londres" parecen no haber hecho mella en los resultados del banco. En el tercer trimestre del año reportó ganancias por US$5.700 millones.
Pese a que la multimillonaria pérdida fue la mayor sacudida para JPMorgan, el banco se vio involucrado en otros asuntos escabrosos. Uno de ellos fue el acuerdo con la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) en el que pagará 269.9 millones de dólares para cerrar los cargos en su contra al ser señalado por ofrecer deuda respaldada por hipotecas de manera engañosa.
Además, el 1 de octubre pasado, el Fiscal General de Nueva York, Eirch Schneiderman, presentó una demanda contra el banco por fraude sobre valores respaldados por hipotecas vendidos por Bear Stearns, el banco que JPMorgan adquirió en el cénit de la crisis financiera.
Deutsche Bank: acusaciones internas
Tres ex empleados de Deutsche Bank denunciaron que uno de los dos mayores bancos de Alemania no reconoció pérdidas por US$12.000 millones durante la crisis financiera.
La acusación, presentada ante reguladores, incluyendo a la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés), señala que el banco minimizó una enorme posición en derivados estructurados.
Señalaron que si el banco hubiera contabilizado apropiadamente sus posiciones, con un valor estimado de US$130.000 millones, su capital habría caído a niveles peligrosos durante la crisis financiera y habría requerido un rescate del Gobierno alemán.
Afirmaron que el banco valoró erradamente las posiciones al no contabilizar las pérdidas cuando el mercado empeoró. Dijeron que si las valoracioanes hubieran sido hechas de manera apropiada, habrían superado los US$4.000 millones y podrían haber ascendido a los US$12.000 millones.
El banco indicó que las acusaciones son totalmente infundadas y que "provienen de personas que no tienen conocimiento directo o responsabilidad respecto a hechos o informaciones clave".
Dos de los ex empleados alegan haber sido despedidos como consecuencia de expresar internamente su preocupación por la situación.
Citigroup: termina la era Pandit
Citigroup y su entonces CEO, Vikram Pandit, vivieron un año turbulento que culminó con la renuncia del segundo a su puesto el 16 de octubre pasado.
Pandit renunció tras una serie de reveses que incluyeron el rechazo de la Fed a sus planes de capitalización y la venta de su participación en la correduría Smith Barney a Morgan Stanley por un precio mucho menor al que originalmente pretendía. El banco de inversión nombró en su lugar a Michael Corbat, quien se había desempeñado al frente de la unidad de Europa, Medio Oriente y África.
Desde la crisis financiera, la Reserva Federal hace pruebas de estrés a los bancos, y en la lista de las entidades que podrían soportar un escenario adverso divulgada en marzo pasado no estaba Citigroup, lo que acabó con el plan del banco de dar un mayor retorno de capital a sus accionistas.
Además, en abril de 2012, los accionistas del banco votaron contra los paquetes salariales que habían sido otorgados a los altos ejecutivos de Citigroup, incluyendo la ganancia del propio Pandit.
La presión aumentó sobre Vikram Pandit con la venta de la participación del 49% en la correduría Smith Barney a Morgan Stanley, que le trajo un cargo de US$2.900 millones en su reporte del tercer trimestre del año.
Por si eso fuera poco, el banco no se benefició de mayores préstamos hipotecarios como lo hicieron sus rivales JPMorgan y Wells Fargo entre julio y septiembre, donde el primero reportó un salto de 34% en sus ganancias y Wells Fargo un aumento de 22%.
En lugar de ello, Citigroup tuvo apenas un incremento de 6% en sus ingresos por hipotecas y refinanciamientos en ese periodo.
Bankia: fracaso de la banca española
Parte de los problemas que actualmente tiene España y que mantienen al país al borde de un rescate económico se deben a su atribulado sector bancario, que se vio sacudido tras el estallido de una burbuja inmobiliaria.
Bankia fue tomado como ejemplo de la debilidad del sector bancario del país cuando el Gobierno de Mariano Rajoy decidió estatizarlo el pasado 9 de mayo.
El cuarto mayor banco del país había reconocido una exposición de 32.000 millones de euros en activos tóxicos vinculados al colapso del sector inmobiliario.
La decisión motivó una indagatoria contra una treintena de ex ejecutivos de Bankia por presunto fraude, incluyendo a su ex presidente, Rodrigo Rato, quien también se había desempeñado como director gerente del Fondo Monetario Internacional.
Sin embargo, el efecto de Bankia fue más allá de la renuncia de Rodrigo Rato, ya que España se vio obligada a pedir ayuda a sus socios financieros para recapitalizar su sector bancario por hasta 100.000 millones de euros.
El proceso de los fondos para la banca española incluyó la creación de un "banco malo", que gestionara los activos tóxicos y dos auditorías a los bancos que revelaran la salud de las entidades y el monto que requieren de ayuda.
Sin embargo, para las agencias calificadoras los bancos españoles aún no son ejemplo de salud total: Standard & Poor's recortó la calificación de 11 instituciones españolas, incluyendo a BBVA y Santander.
UBS: pérdidas millonarias
Aunque el caso viene desde 2011, el operador de UBS, Kweku Adoboli, fue sentenciado el pasado 20 de noviembre a siete años de prisión por un fraude que resultó en pérdidas por US$2.300 millones para el banco suizo.
Adoboli era un operador de alto rango en Londres y había trabajado para la entidad durante ocho años, sin embargo, fue presentado por la fiscalía como un apostador temerario, que se creía omnipotente cuando usaba el dinero de UBS.
Admitió que había operado muy por encima de sus límites de riesgo autorizados y que hizo anotaciones contables ficticias para ocultar sus verdaderas posiciones.
Había negado los cargos por abuso, lo que no impidió que fuera encontrado culpable.
Pese a que el operador evidentemente ya no trabaja para UBS, el banco también llamó la atención este año por sus planes de reducción de personal.
Anunció que eliminará 10.000 empleos para centrarse en su banca privada y banca de inversión más pequeña, por lo que abandonará parte del negocio que lo vio perder US$50.000 millones por la crisis financiera, más los 2,300 millones de dólares a cargo de Kweku Adoboli.

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