Si hay algo predecible en cada campaña electoral es la infaltable
propuesta de un nuevo programa social por parte del candidato
liberacionista de turno. Óscar Arias nos dio "Avancemos". Laura
Chinchilla nos trajo la "Red de Cuido". Y ahora Johnny Araya nos promete
el "Bono Alimentario". Si por la víspera se saca el día, ya sabemos
cómo terminará este nuevo ejercicio asistencialista: en más pobres,
aunque, eso sí, muy agradecidos con el partido que les dio la "ayudita".
El récord del asistencialismo en Costa Rica no puede ser más deprimente: tenemos 44 programas anti-pobreza administrados por 24 instituciones estatales que cada año consumen más de ¢500.000 millones de colones, pero la pobreza no ha bajado en 20 años y en la última década Costa Rica es uno de tan solo tres países latinoamericanos donde la desigualdad va en aumento. Un fracaso miserable a todas luces que se explica en gran medida por el hecho de que ni el mismo Estado sabe cómo se está gastando la plata: "No hay manera de saberlo. Costó dos años determinar que había 44 programas. Pero nadie sabe si la ayuda llega a quien lo necesita, ni si esa ayuda hace bien", declaró hace un par de años a El Financiero Ana Isabel García, exviceministra de Desarrollo Social.
Pero eso parece no importarle a Johnny Araya, quien el pasado domingo durante el debate presidencial en Canal 7, se vanaglorió de la multitud de programas asistencialistas que han creado los gobiernos del PLN, sin detenerse a analizar por un instante si los mismos están cumpliendo su objetivo o no. Más bien, el candidato verdiblanco ahora propone el llamado "Bono Alimentario", que consiste en darle hasta ¢20.830 mensuales en efectivo a cada persona en pobreza extrema para que compre comida. Curiosamente, el famoso bono no aparece mencionado una sola vez en las 56 páginas del plan de gobierno de Araya, pero fue divulgado el día después que una encuesta de Unimer para La Nación pusiera al candidato liberacionista con tan solo un 20% en la intención de voto.
Tal y como se anunció (y he buscado detalles técnicos pero no hay nada en el sitio web de Araya) el bono contiene todos los elementos de una política clientelar irresponsable:
a) No tiene contenido económico a mediano plazo: Según infográficos publicados en la página Facebook de Araya, el "Bono Alimentario" se financiaría en los primeros dos años mediante el superávit de Asignaciones Familiares y recursos del IMAS. Sin embargo, luego de eso, el programa se nutrirá de un "presupuesto adicional de Hacienda". Es decir, la plata tendrá que salir de un fisco que cerró el 2013 con un déficit fiscal de aproximadamente 5% del PIB. Probablemente la respuesta oficialista es que para eso se aprobarán nuevos impuestos, como los que efectivamente propone Araya. Sin embargo, como vemos, no se han aprobado estos nuevos tributos –cuya finalidad en teoría es equilibrar el presupuesto– y ya Araya está anunciando más gastos.
b) No es condicional: A diferencia de "Avancemos", que requiere que las familias envíen a sus hijos a la escuela para recibir la ayuda, el "Bono Alimentario" no parece establecer ningún tipo de condicionante para que la gente reciba el dinero en efectivo para, en teoría, comprar alimentos. De tal forma, el beneficiario no cuenta con incentivo alguno para hacer algo por mejorar su situación económica. Es un simple subsidio a la pobreza.
c) Se entregará por cabeza: El "Bono Alimentario" se entregará por cabeza, no por familia. Por ende, entre más grande sea la familia, más dinero recibirá por concepto del programa. Resulta claro que esto constituirá un incentivo para que las familias en pobreza extrema tengan más niños puesto que el Estado les subsidiará su alimentación.
Como he señalado con anterioridad, el PLN ha hecho todo un arte de explotar a los pobres con fines electorales. Hace cuatro años salieron a relucir vallas en las barriadas populares de San José contabilizando cuántos muchachos se beneficiaban en dichas comunidadades con las becas del programa "Avancemos" y recordándoles a sus habitantes que si querían seguir recibiendo la ayuda debían votar por Laura Chinchilla. En Pérez Zeledón, el candidato a diputado del PLN es el gerente regional del IMAS y ha enfrentado cuestionamientos de utilizar recursos de la institución para impulsar su candidatura. La actual diputada del PLN por Pérez Zeledón también fue directora regional del IMAS. Y así los ejemplos sobran.
La preocupación del PLN por los pobres es directamente proporcional a su interés por ganar elecciones. Eso explica por qué Costa Rica tiene hoy más pobres que hace ocho años cuando el PLN llegó al poder. El susodicho bono no hará nada para combatir de fondo el problema de la pobreza extrema, pero sí creará masas de votantes dependientes y agradecidos a quienes se les recordará cada cuatro años por quién votar si quieren seguir recibiendo la ayudita. Con su "Bono Alimentario", Johnny Araya promete continuar el lucrativo negocio de la pobreza que tanto beneficio le ha traído a las huestes del PLN. Todo un monumento a la perversión de la política.
El récord del asistencialismo en Costa Rica no puede ser más deprimente: tenemos 44 programas anti-pobreza administrados por 24 instituciones estatales que cada año consumen más de ¢500.000 millones de colones, pero la pobreza no ha bajado en 20 años y en la última década Costa Rica es uno de tan solo tres países latinoamericanos donde la desigualdad va en aumento. Un fracaso miserable a todas luces que se explica en gran medida por el hecho de que ni el mismo Estado sabe cómo se está gastando la plata: "No hay manera de saberlo. Costó dos años determinar que había 44 programas. Pero nadie sabe si la ayuda llega a quien lo necesita, ni si esa ayuda hace bien", declaró hace un par de años a El Financiero Ana Isabel García, exviceministra de Desarrollo Social.
Pero eso parece no importarle a Johnny Araya, quien el pasado domingo durante el debate presidencial en Canal 7, se vanaglorió de la multitud de programas asistencialistas que han creado los gobiernos del PLN, sin detenerse a analizar por un instante si los mismos están cumpliendo su objetivo o no. Más bien, el candidato verdiblanco ahora propone el llamado "Bono Alimentario", que consiste en darle hasta ¢20.830 mensuales en efectivo a cada persona en pobreza extrema para que compre comida. Curiosamente, el famoso bono no aparece mencionado una sola vez en las 56 páginas del plan de gobierno de Araya, pero fue divulgado el día después que una encuesta de Unimer para La Nación pusiera al candidato liberacionista con tan solo un 20% en la intención de voto.
Tal y como se anunció (y he buscado detalles técnicos pero no hay nada en el sitio web de Araya) el bono contiene todos los elementos de una política clientelar irresponsable:
a) No tiene contenido económico a mediano plazo: Según infográficos publicados en la página Facebook de Araya, el "Bono Alimentario" se financiaría en los primeros dos años mediante el superávit de Asignaciones Familiares y recursos del IMAS. Sin embargo, luego de eso, el programa se nutrirá de un "presupuesto adicional de Hacienda". Es decir, la plata tendrá que salir de un fisco que cerró el 2013 con un déficit fiscal de aproximadamente 5% del PIB. Probablemente la respuesta oficialista es que para eso se aprobarán nuevos impuestos, como los que efectivamente propone Araya. Sin embargo, como vemos, no se han aprobado estos nuevos tributos –cuya finalidad en teoría es equilibrar el presupuesto– y ya Araya está anunciando más gastos.
b) No es condicional: A diferencia de "Avancemos", que requiere que las familias envíen a sus hijos a la escuela para recibir la ayuda, el "Bono Alimentario" no parece establecer ningún tipo de condicionante para que la gente reciba el dinero en efectivo para, en teoría, comprar alimentos. De tal forma, el beneficiario no cuenta con incentivo alguno para hacer algo por mejorar su situación económica. Es un simple subsidio a la pobreza.
c) Se entregará por cabeza: El "Bono Alimentario" se entregará por cabeza, no por familia. Por ende, entre más grande sea la familia, más dinero recibirá por concepto del programa. Resulta claro que esto constituirá un incentivo para que las familias en pobreza extrema tengan más niños puesto que el Estado les subsidiará su alimentación.
Como he señalado con anterioridad, el PLN ha hecho todo un arte de explotar a los pobres con fines electorales. Hace cuatro años salieron a relucir vallas en las barriadas populares de San José contabilizando cuántos muchachos se beneficiaban en dichas comunidadades con las becas del programa "Avancemos" y recordándoles a sus habitantes que si querían seguir recibiendo la ayuda debían votar por Laura Chinchilla. En Pérez Zeledón, el candidato a diputado del PLN es el gerente regional del IMAS y ha enfrentado cuestionamientos de utilizar recursos de la institución para impulsar su candidatura. La actual diputada del PLN por Pérez Zeledón también fue directora regional del IMAS. Y así los ejemplos sobran.
La preocupación del PLN por los pobres es directamente proporcional a su interés por ganar elecciones. Eso explica por qué Costa Rica tiene hoy más pobres que hace ocho años cuando el PLN llegó al poder. El susodicho bono no hará nada para combatir de fondo el problema de la pobreza extrema, pero sí creará masas de votantes dependientes y agradecidos a quienes se les recordará cada cuatro años por quién votar si quieren seguir recibiendo la ayudita. Con su "Bono Alimentario", Johnny Araya promete continuar el lucrativo negocio de la pobreza que tanto beneficio le ha traído a las huestes del PLN. Todo un monumento a la perversión de la política.
No hay comentarios:
Publicar un comentario