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Fuente: Revista Summa
Jueves, 05 de Diciembre de 2013 09:52 (modificado)
El Economista en Jefe para América Latina y dirigentes
empresariales discutirán los éxitos y desafíos del sector privado en la
región durante un evento del Wall Street Journal.
América Latina y el Caribe es una región de emprendedores. La tasa per cápita de propietarios de negocios es mayor que en otras regiones con niveles de ingreso similares. Aún así, y según un nuevo informe del Banco Mundial, “El emprendimiento en América Latina: muchas empresas y poca innovación”, el futuro de la región dependerá de alcanzar un número mayor de emprendedores “transformacionales” que en la actualidad.
De acuerdo al informe, prácticamente uno de cada tres trabajadores en la región es autónomo o un pequeño empleador y contrariamente a lo que se cree popularmente, la proporción de empresas registradas formalmente también es comparativamente grande. Pero pocos de estos emprendedores llegan alguna vez a contratar un trabajador. La mayoría siguen siendo muy pequeños incluso tras décadas de operación.
“El hecho de que existan tantas empresas pequeñas puede ser el síntoma de un desequilibrio dañino: demasiados firmas con poco potencial de crecimiento y una escasez de lo que llamamos emprendedores ‘transformacionales’, que son esenciales para la generación de puestos de trabajo de calidad y el aumento de la productividad”, dijo Augusto de la Torre, economista en jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, quien presentó el informe durante un evento patrocinado por The Wall Street Journal hoy aquí. “Cuando comenzamos a explorar este desequilibrio encontramos detrás de él una insuficiente motivación para innovar en la región entre las firmas grandes, que son precisamente aquellas que necesitan crecer para generar buenos empleos”.
De acuerdo con el informe, un emprendedor exitoso es aquel que transforma las ideas en empresas comerciales rentables —un proceso que requiere la capacidad de innovar, introducir nuevos productos y explorar nuevos mercados. La generación de puestos de trabajo de calidad obedece mayormente a estos emprendedores, aunque este proceso tiene mucho menos vigor en América Latina que en otros lugares. Las firmas exitosas permanecen siendo pequeñas en la región. Aquellas con 40 o más años de actividad emplean a alrededor de 110 personas en la región, mientras que en Asia Oriental emplean a cerca de 170, en Europa oriental a alrededor de 220 y en países de alto ingreso, a 250.
El informe encuentra que la realidad empresarial en América Latina se ve entorpecida por la baja innovación.
· Las empresas latinoamericanas introducen productos nuevos a un ritmo menor que las empresas de otras regiones en desarrollo. Países como Ecuador, Jamaica, México y Venezuela introducen o desarrollan productos nuevos a un ritmo que es menos de la mitad que en países como Tailandia o Macedonia.
· Con la excepción de Brasil, que invierte el 1% de su PIB en Investigación y Desarrollo (I+D), en promedio la región invierte mucho menos (por debajo del 0,5%), es decir un tercio el nivel de China y un cuarto el nivel de los países de ingreso alto. Más aun, el gobierno, en contraste con el sector privado, lleva a cabo la mayor parte de la inversión latinoamericana en este ámbito.
· No sorprende entonces que la región vaya a la zaga de otras en términos de patentes. En Bolivia, Paraguay, El Salvador, Honduras, Guatemala y Perú, el número de patentes por millón de habitantes es menor a uno, muy por debajo de lo que debería ser para su nivel de desarrollo.
· Una nueva investigación patrocinada por el Banco Mundial respecto a prácticas de gestión halló que las empresas que emplean 100 personas o menos no utilizan los sistemas más actualizados de gestión de talento basado en desempeño. Los datos de la encuesta revelan que la proporción de empresas familiares (que en promedio tienden a estar peor gestionadas que las empresas que se comercializan públicamente) en América Latina prácticamente duplica a la de Estados Unidos.
Quizás lo más sorprendente sea que incluso las empresas más grandes de América Latina sufren de esta falta de innovación, según el informe. Incluso en las principales naciones exportadoras de la región, como Chile, Colombia y México, el porcentaje de empresas que eligen exportar es mucho menor que lo esperado dado su nivel de desarrollo.
Las multilatinas del sector manufacturero en promedio invierten apenas US$0,06 por cada US$1000 de ingreso en I+D. Mientras tanto, las multinacionales invierten US$2 por cada US$1000 en China y US$2,6 por cada US$1000 en países de ingreso alto. Incluso las filiales de corporaciones multinacionales en América Latina y el Caribe tienden a ser menos innovadoras.
Para prosperar, estos emprendedores requieren de un ambiente económico e institucional favorable que acentúe los resultados esperados de sus ideas innovadoras. Fortalecer el capital humano, alentar la competencia y mejorar los derechos de propiedad intelectual también puede ayudar a inclinar la balanza.
En los últimos años, las políticas latinoamericanas se han enfocado en la asistencia a pequeñas y medianas empresas. Pero estos esfuerzos también deben dirigirse a las nuevas empresas. Es un pequeño sub grupo de las las empresas jóvenes el que suele crecer, plantea el informe.
Por suerte se avizoran ciertos desarrollos prometedores. Las agencias de promoción de exportaciones están ayudando a empresas exportadoras en varios países, mientras que los avances científicos han transformado definitivamente la agricultura en otros. Cuando enfrentan competencia, las firmas dinámicas en la región exploran nuevos mercados de exportación. El surgimiento de multilatinas es un desarrollo positivo con respecto a décadas anteriores.
“Me complace saber que ahora los tomadores de decisiones de la región son mucho más capaces de centrar esfuerzos y recursos para fomentar el crecimiento”, dijo De la Torre. “Luego de años de lidiar con debilidades macrofinancieras, ahora pueden centrar sus esfuerzos en construir las bases para el crecimiento de la productividad”.
Los emprendedores transformacionales serán cruciales en este esfuerzo y si bien no existe un número ideal de éstos para una sociedad, el hecho es que el futuro de América Latina dependerá de contar con muchos más.
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