Educación superior de calidad: un reto clave para la región
Aquí, a Centroamérica le va un poco mejor, con tres de Costa Rica y una de Panamá entre las primeras 200 de América Latina (Universidad de Costa Rica, puesto 59, y Ulacit y Universidad Nacional, de Costa Rica, en el grupo 101-200, que también incluye a la Universidad Tecnológica de Panamá).
Dra. Simone Bunse,
Directora Programa de Posgrado en Gestión Internacional de la Universidad de Georgetown y Consultora Internacional
Recientemente, la consultoría de educación Quacquarelli Symonds (qs) publicó, por octavo año consecutivo, su ranking mundial de universidades. En la lista de las 712 instituciones evaluadas no aparecen universidades de Centroamérica. La primera latinoamericana es la Universidad de São Paulo (Brasil), en el puesto 169, seguida por otras cuantas brasileñas y chilenas, ubicadas por encima del lugar 200.
Aunque estas clasificaciones mundiales son reconocidas como un indicador útil de la estructura de la educación superior en todo el mundo, muestran limitaciones evidentes. Por lo general, tienden a mostrar cierto sesgo hacia las instituciones más prominentes y con mayor producción científica. Además, una sola metodología no puede aplicarse adecuadamente para comparar los diferentes tipos de universidades en todas las regiones. Por consiguiente, por primera vez, la organización adaptó su metodología a América Latina (teniendo en cuenta reputación, investigación, profesorado con estudios doctorales y relación alumnos/profesor) para ofrecer una clasificación regional de las 200 mejores universidades. Aquí, a Centroamérica le va un poco mejor, con tres de Costa Rica y una de Panamá entre las primeras 200 de América Latina (Universidad de Costa Rica, puesto 59, y Ulacit y Universidad Nacional, de Costa Rica, en el grupo 101-200, que también incluye a la Universidad Tecnológica de Panamá).
El país con mejor desempeño es Brasil, con ocho de sus universidades entre las veinte primeras, lo que demuestra claramente la prioridad que el país le ha dado a la educación superior en general, y a la investigación en particular, con el fin de impulsar su potencial económico. qs ha encontrado que ocho de las diez mejores universidades en cuanto a relación numérica de publicaciones académicas y profesores son brasileñas, junto a nueve de las diez primeras por proporción de profesores con doctorados. Otros países con universidades clasificadas entre las diez superiores de América Latina son Chile, México, Colombia y Argentina. Solo trece países están representados en el top 200 de la región, y Centroamérica apenas figura.
En términos generales, la calidad de la educación superior de la región, especialmente en Centroamérica, dista mucho de la de otras regiones, o incluso de lo que muestra Brasil. De hecho, muchas instituciones de la región están graduando estudiantes con títulos de dudosa calidad, lo cual es preocupante. Esta situación se presenta en un momento en que, impulsada por la demanda china de materias primas sudamericanas, la región ha experimentado un impresionante crecimiento, de casi el 5% en promedio. En 2010, Paraguay estuvo a la cabeza, con un asombroso crecimiento del pib de 15%, seguido de Argentina (9%), Perú (9%) y Brasil (7%). Sin embargo, para que estos niveles sean sostenibles en el largo plazo, la región necesita producir excelencia e innovación y garantizar la calidad de su educación superior. Esto solo puede lograrse si la academia pasa a ser una carrera atractiva de tiempo completo para quienes tienen doctorado, si las universidades ofrecen un entorno más acogedor a los académicos que hayan estudiado en las mejores universidades del exterior y, sobre todo, si están dispuestas a construir alianzas con el sector privado y con el gobierno para aumentar su financiación y las posibilidades de producir investigación de primera categoría. Por el momento, con la posible excepción de Brasil, ese no parece ser el caso. El crecimiento futuro nos pasará la cuenta.
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