Las acciones concretas, dirigidas a lograr convertirse en un centro hospitalario totalmente “verde”, comenzaron a gestarse hace una década y van desde uso del agua llovida para procesos de limpieza, paneles solares, ahorro energético, reducción de la huella de carbono y amigabilidad con el ambiente.
“Somos una institución que cree en la vida, por eso, como parte de la responsabilidad social corporativa que nos caracteriza y para dar nuestro aporte al medio ambiente y a la sociedad costarricense desarrolla una política ambiental orientada a contribuir con la sostenibilidad desde las mismas prácticas médicas hasta la reducción del consumo de energía y agua, aprovechamiento de la luz solar y la gestión y manejo seguro de residuos, entre otros”, señaló Ing. Andrés Alvarado, Coordinador de Gestión de Instalaciones y Ambiente.
Para llegar a ser carbono neutral, se debe conseguir que la huella neta de emisiones causadas por el hombre y sus distintas actividades sean igual a cero. Lo anterior se logra a través de procesos de reducción como el uso de paneles solares y compensación por medio de procesos de reforestación.
Una de las primeras acciones fue cambiar el procedimiento de tratamiento de desechos bioinfecciosos con el uso de un rotoclave. Después se desarrollaron otras iniciativas y hace tres años se comenzó con los programas de carbono neutralidad a través de producción más limpia.
Posteriormente, desde hace tres años se ubicaron 24 paneles solares en los techos del Hospital. El sistema opera con una bomba de recirculación que captura el calor de los paneles y almacena el agua, con el objetivo de precalentarla antes de entrar a los tanques de agua caliente para los pacientes, lo que provee una manera simple y efectiva de transferir y transformar la energía solar.
La utilización de energía solar permite el ahorro de diez toneladas de CO2 al año. En este sentido, la economía de aproximadamente 450 litros de gas LP al mes.
En cuanto al ahorro de agua potable en el hospital, este es de aproximadamente unos 200 metros cúbicos mensuales, lo cual se logra al reusar el agua de lluvia en procesos de limpieza. Por seguridad, las tuberías de agua potable y no potable están separadas y debidamente rotuladas.
El agua de lluvia se capta en las azoteas de los edificios que pasa por un proceso de filtrado y de ahí pasa a un tanque. Este agua se usa solo en ciertos procesos, como lavado de camiones, servicios sanitarios y lavandería. Hay tanques grandes para captación del agua que tienen un volumen importante de almacenamiento, donde la idea es poder ir aprovechando progresivamente este recurso, agregó Alvarado.
“Existe un compromiso de la junta directiva del Hospital Clínica Bíblica en favor del ambiente, por lo que se realizan actividades internas y con la comunidad para concientizar sobre el tema. También se cuenta con el apoyo del Comité de Ahorro de Energía y Agua que se reúne periódicamente para ver los proyectos y el Comité de Carbono Neutralidad, que se encarga de la implementación del programa de reducción de la huella de carbono”, detalló Alvarado.
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