Ingeniero químico, gerente general de la fábrica de
calzado durante 27 años, jefe de producción y recientemente ganador como
Gerente del Año 2013.
La industria fue fundada en 1914, el padre de Torrebiarte Lantzendoerffer la adquirió en 1951, y en 1965 la segunda generación tomó las riendas. En la actualidad la compañía es dirigida por la tercera generación. Desde ese entonces y hasta la fecha la central de producción de calzado se encuentra ubicada en la Villa de San Cristóbal Verapaz, a 25 kilómetros de Cobán.
Cobán cumplirá pronto un centenario, ¿qué significó estar al frente de la empresa?
– Calzado Cobán es una bendición para mí y una oportunidad porque yo estudié ingeniería química, y estudié eso para ocuparme del curtido de la piel y la elaboración del calzado.
Siempre tuve en mente la industria de piel y de calzado, es como cuando su padre es médico y usted quiere ser médico, es parte de lo que se hereda.
A lo largo del trayecto hemos sido parte de la historia del país, lo que nos llena de gran orgullo en lo que hacemos, nos satisface el legado y el trabajo que se ha hecho en la Verapaz. Porque estoy seguro que no hay nadie que no haya usado un zapato Cobán.
¿En algún momento tomó esa responsabilidad por compromiso u obligación?
– Nunca. En mi casa siempre hubo máquinas alrededor mío, yo crecí entre maquinaria, pero pudo haber sido otra cosa y no zapatos; toda vez tuviera máquinas era lo que yo quería, por lo tanto nunca fue una obligación, fue un privilegio continuar el legado de un hombre tan capaz como mi padre.
¿Qué fue lo más difícil para continuar con la industria?
– Los principales retos en ese entonces, son los mismos de hoy, de alguna manera el aislamiento, producir en provincia es mucho más complejo que producir en la capital, en esencia todo lo tienes que llevar desde la capital, con excepción de un personal calificado que tenemos allí.
¿Cuál ha sido la razón por la que luego de 99 años la fábrica continúa?
– La especialidad nuestra siempre ha estado dirigido o enfocado a un zapato que denomino ocupacional, hacemos zapato de trabajo, pero también producimos calzado de calle, calzado escolar, es decir especializado en cada una de las áreas.
Pero tratando a toda costa de darle a nuestro consumidor un buen zapato por lo que paga, nuestro prestigio es su durabilidad y su confort.
¿Por qué nunca decidieron trasladarse hacia la ciudad?
– Muchas veces nos pasó por la cabeza traer la fábrica a la capital, pero al haber crecido en esa región hubo un apego y decidimos quedarnos allí.
Además, porque es en la provincia donde la industria y las manufacturas deberían de ser el mayor proveedor de empleo que tanto necesita el país.
Eso es una muestra de que el Estado no ha hecho políticas para facilitar la instalación de más industria en la provincia, existe pero es deficitaria. Generar empleos es lo que necesita el país, pero no en la capital solamente, sino que en todos lados.
Como empresario, ¿qué recomendación tiene para que Guatemala pueda levantar su desarrollo?
– Lo que creo es que tenemos que volver los ojos a la provincia, porque allá está el futuro del desarrollo del país, el desconcentrar la capital y trasladarlo a los municipios es la única manera de generar más empleo digno y formal.
Nos ocupamos de la migración que hay hacia Estados Unidos o México y nos estamos olvidando de la gran migración interna que tenemos, que las mejores personas de los municipios se vienen a la capital, es un círculo vicioso y no creamos círculos virtuosos.
Para una persona que nace y crece en una aldea, tan duro es venir a la capital como irse al extranjero, por lo tanto, lograremos crecer como se necesita al momento que se lleve la oportunidad a los pueblos, y eso no está en la agenda de nadie.
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