Los exportadores e importadores se ponen en alerta porque liberar las mercancías en las aduanas se tarda hasta 14 días.
Hace cinco meses el Gobierno decidió intervenir seis aduanas del país. La razón, según el presidente Otto Pérez, era elevar la recaudación tributaria y recuperar esos recintos del contrabando y la defraudación aduanera.
A ocho días para que finalice la segunda prórroga de la operación gubernamental, exportadores, importadores y transportistas revelan que el tiempo y el costo para liberar una mercadería se ha puesto al límite. “Se ha elevado dramáticamente”, aseguran.
“La región ha tenido intentos fallidos de integración, hay una anarquía para trasladar información entre las naciones de Centroamérica. Hay colas interminable en todas las fronteras”, afirma la directora de competitividad de la Asociación Guatemalteca de Exportadores (Agexport), Fanny D. Estrada.
El diario español El País, en el reportaje Centroamérica, una carrera de obstáculos para las mercancías refiere que la inseguridad y la burocracia prevalecen a lo largo de 1,500 kilómetros de ruta terrestre, en donde los transportistas recorren a una velocidad de 16 kilómetros por hora.
“No hay puestos fronterizos que se salven de los reclamos de los transportistas. En medio de las ventas de frutas y tortillas, los cambistas y los pillos de turnos, los tramitadores son los reyes de la escena. Al más astuto de ellos, en El Amatillo, le dicen Mano Negra. Se sabe cada esquina de los trámites y conoce por nombre al funcionario de cada ventanilla; tiene claro a quién pedir ayuda para acortar las esperas y cómo solucionarlas”, resalta el reportaje del diario español.
“Nunca antes visto”
En Guatemala los empresarios se alertan porque es la primera vez que un contenedor se tarda hasta 14 días para ser liberado. “Tengo 40 años de importar a Guatemala y jamás había visto estos tiempos”, afirma Guillermo González, expresidente de la Cámara Empresarial de Comercio y Servicios (Cecoms).El informe del diario español refiere un documento del Banco Mundial (BM) revelado el pasado jueves 13 de marzo, en el que resaltan una encuesta a 240 empresas acerca de sus peripicias para cruzar el Istmo.
Basta llegar a Tecún Umán, el primer puesto fronterizo de norte a sur en Centroamérica, que colinda con México. Un tramitador se comunica con otro en la frontera con El Salvador, llamada La Hachadura, y reporta los sucesos de la última noche, “Mataron a un camionero en Chiquimulilla”, informa antes de recomendar detener los camiones en Mazatenango. “Ahí esperen y pasan la noche seguros”. A las 16:00 horas habrá que apagar los motores de los camiones en un hotel cuya tarifa se irá colando entre los costos de logística de comercio, como tantos otros gastos del camino. Los precios de algunos bienes pueden aumentar hasta un 50 por ciento para el consumidor final por las circunstancias de estos viajes, reporta el BM.
Lucía Soto, directora de la Comisión de Usuarios del Transporte Internacional de Guatemala (Cutrigua), asegura que el problema no solo radica en el personal de aduanas, sin embargo, son la constante de los atrasos.
“Quienes complican el trabajo durante todo el año son los de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), el Ministerio de Agricultura, y la División de Análisis e Información Antinarcótica, porque el problema en los puertos, por ejemplo, se da cuando ingresan productos estacionales en gran cantidad”, indica.
A esto se suman los sobornos que se dan a los agentes de la Policía y funcionarios aduaneros para lograr transitar y menos tiempo y sin complicaciones, señala Héctor Fajardo, de la Federación Centroamericana de Transportes (Fecatrans).
La realidad es otra, según la intedente de aduanas de la Superintedencia de Aduanas Claudia Méndez Ascencio, asegura que los tiempos promedio se mantienen entre 2,1 y 2,3 días, al igual que en julio del año pasado. Según la funcionaria ese es el tiempo que se tarda la SAT, pero a esto hay que sumarle la demora en las navieras, agentes aduaneros y otros aspectos que intervienen en las fronteras y puertos.
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