Tomado de hipertextual.com
Fuente: La República (Colombia)
Lunes, 10 de Marzo de 2014 11:51
Las mayores fortunas del planeta tienen muchos rasgos
en común: son hombres que crearon de la nada su imperio, de más de 50
años y, sobre todo, que diversificaron sus inversiones.
¿Qué tienen en común Bill Gates, Carlos Slim y Amancio Ortega? La primera respuesta es clara: son multimillonarios. Entre los tres suman un patrimonio de US$212.000 millones, equivalente, por ejemplo, a la capitalización bursátil de JPMorgan, el banco más grande del planeta.
Pero comparten algo más. Una fórmula de éxito que los llevó hasta la cima y que no tiene secretos ni se aprende en complicados cursos de gestión ni necesita de fórmulas matemáticas. Es algo tan simple como que gastan menos de lo que ganan, y, con el ahorro conseguido, diversifican: “Si se tiene un negocio, entonces hay que invertir en otros sectores”.
Es la doble receta que elevó a la cima a Gates, Slim y Ortega, según desvelan los expertos en grandes fortunas más reputados de EEUU. Thomas J. Stanley y William D. Danko, que plasman una investigación de tres décadas en su libro El millonario de la puerta de al lado. “Un rico prototipo es hombre, tiene más de 50 años, es dueño de su negocio y se codea con gente que gana cinco veces menos, con la que comparte modestos hábitos de consumo”.
Diversificación
Gates, que volvió a ubicarse este año como el hombre más rico del mundo con US$76.000 millones, es el primero que se ajusta al perfil. Y también el ejemplo de la diversificación de la que hablan los expertos: todos le conocen como el emprendedor que lanzó Microsoft, que es su posesión más valiosa, pero ni de lejos la única.De hecho, la tecnológica no dejó de perder peso en su cartera de inversión, aunque no lo publicite, Gates fue desprendiéndose de títulos de Microsoft casi todos los días de los últimos 20 años, de modo que su participación pasó de 49% a 4,5% actual.
Con las ganancias, construyó su diversificación. Invierte en una batería de valores que van desde las españolas FCC (donde entró el año pasado) y Prosegur hasta Berkshire Hathaway, presidida por otro millonario, Warren Buffett. En medio, la gama de empresas que gustan a Gates a sus 58 años incluyen nombres como Coca-Cola, McDonald’s, Wal-Mart. Exxon, Televisa, FedEx o Liberty Global, que maneja el millonario John Malone.
También Carlos Slim, con un patrimonio de US$72.000 millones, se dedicó a diversificar sus inversiones en los últimos años.
El dueño de América Móvil, que originariamente se centró en las telecomunicaciones, apuesta hoy por otras áreas agrupadas en su holding Carso, que incluyen desde papelerías y pastelerías hasta restaurantes, tabaqueras, peajes, banca, seguros, periódicos o minas.
El ejemplo que ponen en México, su tierra natal, es muy explicativo: cada ciudadano que llama por teléfono mientras toma un café y fuma un cigarro está haciendo rico a Slim, de 74 años. Máxime si a la vez ve está leyendo The New York Times (tiene una participación del 17%) o ve el fútbol, donde el magnate se juega parte de su fortuna. En España, invirtió en el equipo de fútbol del Real Oviedo, aunque es sólo una mínima parte de sus negocios, pues es accionista de Prisa y Gas Natural y tiene una alianza estratégica con CaixaBank.
Menos diversificado es el patrimonio de US$64.000 millones de Amancio Ortega, el fundador de Inditex, si bien se ajusta igualmente al perfil que dibujan los expertos: a sus 77 años, es un hombre hecho a sí mismo, con hábitos de vida cotidianos y con fama de ahorrador, trabajador y también de ser muy reservado con su intimidad.
De ahí que haya menos páginas públicas sobre sus inversiones, que beben de Inditex, de la que conserva el 60% de las acciones. Además, la cartera inmobiliaria del gallego, su gran apuesta, creció gracias a la caída de los precios durante la crisis.
Con su política de compras, Ortega, que también tiene intereses en el sector hotelero, posee ahora edificios por valor de US$5.000 millones, que gestiona a través de Pontegadea. Se destacan sus propiedades en grandes urbes como Madrid, París, Roma, Berlín Nueva York o Londres.
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