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lunes, 27 de mayo de 2013

Arango Arquitectos (A+), pensando en verde para Panamá

Diseños verdes

Gustavo Arango, CEO de firma Arango Arquitectos (A+) Summa Inputs
Fuente: Johanna M. Camargo, corresponsal Panamá Lunes, 27 de Mayo de 2013 11:58 (modificado) Desde pequeño Gustavo Arango supo que su destino estaría entre el arte y la ciencia; más adelante descubrió que la sostenibilidad ambiental está marcando la arquitectura en Panamá.


Corrían los primeros años de su infancia cuando Gustavo Arango disfrutaba armando figuras de casas, aviones, barcos y carros con trozos de papel en el taller de sus abuelos maternos. Compartía esta aventura con sus tres hermanos, quienes compartían con sus padres su pasión por las artes plásticas y las ciencias. De su mamá aprendió la importancia de la estética en los espacios mediante la pintura artística, y de su papá, las explicaciones sobre la exactitud en las medidas. “La arquitectura exige que el individuo se imagine algo primero y luego estudie las maneras de estructurarlo y programarlo, para luego exteriorizar aquello que creó en su mente con años de anticipación”, dice con orgullo.
Aunque en esa época Gustavo Arango, principal arquitecto de la firma Arango Arquitectos (A+), no tenía claro hacia dónde se dirigían sus pasos, sí buscaba una profesión que desarrollara su creatividad en las artes, pero que tuviera un rol más directo en la sociedad de manera tangible.
Todas estas enseñanzas son las que han hecho que este joven arquitecto busque diferenciarse en la competitiva Ciudad de Panamá, donde cada mes surge una nueva y monumental obra arquitectónica. Por esa razón, además de involucrar aspectos técnicos y estéticos, Arango se enfoca en la sostenibilidad ambiental.
Reconocido en la nación canalera como referente en diseño ecológico, sus trabajos plantean varios grados de sostenibilidad, entre los que destaca la certificación leed (Leadership in Energy & Environmental Design), que acredita a los edificios sostenibles. Su firma es miembro fundador del Panama Green Building Council y sus proyectos elaborados suman más de us$1.000 millones. Este profesional del diseño considera que la sostenibilidad debe ser vista como un instrumento rentable, pues un edificio eficiente en consumo eléctrico ahorra dinero.

Proceso en crecimiento

Cuando llegó a la adolescencia, Arango comprendió que la arquitectura sería su destino de vida. Para cumplir ese sueño, se inscribió en la Universidad de Arkansas, en donde obtuvo su bachillerato de arquitectura en junio de 1994. Cuatro años más tarde, terminó su maestría de arquitectura en diseño urbano en la Universidad de Harvard, y unos meses después fundó la firma A+ en Ciudad de Panamá.
Sin embargo, antes de emerger como fundador de esta firma de arquitectos, trabajó en Kohn Pedersen Fox Asociates, en Nueva York, y fue arquitecto asociado en Clement y Medina, en la nación canalera.
Él ha exhibido su trabajo en Italia, Singapur, España, México y Estados Unidos. También ha expuesto el fruto de sus conocimientos en el Boston Architectural Center, la Universidad de Arkansas, el Instituto Menéndez y Pelayo y el Instituto Tecnológico de Monterrey.
Con toda esta experiencia, siempre tuvo en mente que su firma se enfocaría en desarrollar proyectos en los que su intervención generara un valor real, porque es allí en donde está la diferencia en la calidad. De acuerdo con este emprendedor, es muy frecuente que la arquitectura se reduzca a la parte estética de una estructura y se convierta en algo irrelevante, porque el arquitecto pasa a ser un decorador de fachadas. Arango opina que en realidad el rol de un arquitecto es entender exactamente la problemática de lo que está diseñando y por eso la calidad se alcanza con el análisis inicial de cada detalle de la obra que se construirá. De esa forma se crea valor agregado, tanto para el constructor como para su usuario final.
El profesional cita como ejemplo el edificio de oficinas Argos, el cual será la casa matriz de algunas multinacionales. Explica que el éxito en ventas de esta obra frente a sus competidores radica en que su firma encontró los diferenciadores que atraerían a los potenciales compradores de estos espacios.
Gustavo Arango no solo se diferencia de su competencia por el catálogo de proyectos, que incluye los más importantes desarrollos inmobiliarios del mercado (Buenaventura, cuya fachada es colonial; Argos, un edificio moderno, y Bijao, que sigue la estética del Canal de Panamá), sino en que es “cliente centrista”, porque es consciente de que no hay buenos proyectos, sino que más bien existen buenos promotores. Señala que A+ no busca que la sociedad reconozca su trabajo solo por su estética, sino también porque logra plasmar en sus obras un matrimonio entre la arquitectura y el mundo de los bienes raíces.
Gustavo Arango conversó con Revista Summa sobre la importancia de la arquitectura, en especial la sostenible, como generadora de valor y desarrollo en Panamá.
¿Cómo logra conceptualizar ese enfoque en A+?
Mis estudios de maestría me demostraron que el buen diseño es el que crea valor agregado de bienes raíces y ese es el enfoque de la empresa desde hace trece años. Nunca nos quedamos solamente con la estética, sino que nos adentramos en todos los detalles: quiénes serán sus usuarios finales, cuáles serán los usos de los espacios y cuáles son las limitantes que enfrentan estructuras que tienen usos similares. La conclusión es que estamos comprometidos con nuestros clientes y servicios, porque tenemos claro que para gustos siempre existirán diferencias, pero en la calidad hay que ser muy estricto y constante.
El 87% de nuestros clientes han sido recurrentes. La razón de ser de proyectos como Buenaventura y Bijao es que hay inversionistas satisfechos por obras en el pasado, tanto en su rentabilidad como por su estética y practicidad de espacios.
¿Qué es lo más importante: el interior o el exterior de un proyecto?
No quiero que se piense que para mí no es importante la fachada, sino que es una mezcla de muchos factores más. Soy consciente de que existe una atención exacerbada con el exterior de una obra y se descuida su interior, cuyo resultado es un edificio con una apariencia atractiva, pero con interiores que responden a mercados de hace cincuenta años. Para ejemplificar esto, imagina cualquier carro cuya estética sea impresionante, pero que utiliza tecnología de los años 70; será atractivo solamente, pero no un objeto de calidad.
Hay que enfocar la arquitectura en las generaciones actuales y encaminar sus pasos, no solo a implementar nuevas tecnologías en los vidrios, sino hacia los tipos de espacios que se necesitan, dependiendo del proyecto que se quiere desarrollar. Cuando se entiende esto, es más fácil conceptualizar que el éxito de un promotor viene de la mano con un proyecto bien gestado y aceptado por el mercado que lo compre. De todo esto nació mi interés de gestar el Panama Green Building Council, que contempla el diseño, la construcción y la operación de edificios verdes en la nación canalera.
¿Cuáles son los objetivos de esa organización en Panamá?
El Panama Green Building Council forma parte del World Green Building Council, que es una unión global de consejos nacionales alrededor del mundo; lo cual la convierte en la mayor organización internacional que influye en el mercado de la construcción verde. Sus miembros forman parte del concierto de naciones que en la actualidad representa más del 50% de la actividad global relacionada con el desarrollo y la construcción. Su principal objetivo es promover la sustentabilidad en la forma en que las comunidades son concebidas y los edificios diseñados, construidos y operados. La visión del capítulo panameño es liderar la evolución del desarrollo sustentable hacia Centroamérica y el Caribe. Hace doce años, el único edificio certificado era la Embajada de Estados Unidos en nuestro país; hace cuatro años solo eran cuatro proyectos que optaban por una certificación leed y hoy día son más de treinta los interesados. Es importante que la industria de la construcción cambie su mentalidad, porque ahora es la responsable del 40% de los gases del efecto invernadero.
¿Cómo se logra cambiar esa mentalidad?
De dos maneras. La primera de ella es lenta y se logra mediante la educación de los profesionales, promotores, clientes y miembros de los bancos. La segunda, y más rápida, es cuando los promotores se dan cuenta de que para atraer a los mejores clientes es necesario ofrecer valores agregados que les permitan vender a mejores precios y diferenciarse de productos que todavía no se elaboran. Ya existe el movimiento verde en esta industria, incluso muchos inversionistas son conscientes de que estas construcciones no necesariamente tienen que ser más costosas. Todo depende del diseño de forma consciente, como tener en cuenta la posición del sol con respecto al edificio. Actualmente, los promotores tienen claro que así como el consumidor exige conocer las especificaciones de los productos que come o el auto en el cual se transporta, también puede exigir que su hogar u oficina sean amigables con el medio ambiente.
¿Cómo está la región en el tema de la sostenibilidad?
Frente al resto de las naciones de la región, Panamá tiene la ventaja de que su economía pujante impulsa cada vez más a nuevas empresas a establecerse en el país. Como un todo, el 50% de las multinacionales están construyendo verde, principalmente porque tienen un legítimo interés en el tema, así como por los incentivos fiscales y los ahorros significativos que tienen en el tema energético. El consumo de electricidad disminuye un 30% en las edificaciones amigables; por eso la industria está entendiendo que es una operación ganar-ganar. Los usuarios finales disminuyen sus gastos fijos y los promotores duplican sus ofertas, porque el mercado les premia sus prácticas.
¿Cómo reciben sus clientes las propuestas de edificios verdes?
Puede leer la entrevista completa en Revista Digital

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