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En las últimas tres décadas, el área cultivada con café, en El Salvador, se redujo en un 27%, siendo una de las principales caídas en Centroamérica.
El sector cafetalero salvadoreño requiere de una renovación integral que debe abarcar más retos que el envejecimiento de las plantas y el problema financiero de los caficultores, para convertirse en un sector robusto y consolidado, consideraron analistas y productores del grano.
La renovación masiva del parque cafetalero es una necesidad de larga data, y su urgencia se subrayó ante la crisis de la roya, que no se supera desde 2012. La repoblación se incluyó en el llamado Pacto Nacional por la Caficultura, pero necesita acompañarse de investigación científica, asistencia técnica, un nuevo esquema de financiamiento y relevo generacional, así como de medidas que aborden el tema de seguridad y los componentes sociales y ambientales, indicaron fuentes del sector.
El gerente general de la Asociación Salvadoreña de Beneficiadores y Exportadores de Café (Abecafé), Marcelino Samayoa, señaló que la situación en la que se encuentra el sector cafetalero salvadoreño abarca dos temas serios. Uno es la fuente de trabajo; “a menos café, menos trabajo y, por consiguiente, más hambre en el campo”, advirtió. Y el segundo es el daño ecológico. “Si se destruye el bosque cafetalero vamos a tener menos recolección de aguas lluvias, más erosiones, menos agua y energía y no se podrá absorber carbono. Ecológicamente es catastrófico”, vaticinó.
El Pacto Nacional por la Caficultura plantea, entre otras medidas, renovar 30.000 manzanas de café, el 15.4% de las 195.000 manzanas que hay en el país, según el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG); con la entrega de seis millones de plantines; y aunque los expertos consideran esto “un buen paso”, insisten en que no es suficiente.
El gerente de Cafetalera del Pacífico, empresa salvadoreña exportadora de café, Ernesto Telles, quien disertó en la Semana Internacional del Café (Sintercafé), desarrollada en Costa Rica en noviembre pasado; destacó que en ese cónclave los caficultores y empresarios concluyeron que los retos del futuro del café en la región están en producir nuevas variedades y también que los gobiernos apoyen al sector de acuerdo a sus necesidades.
Sin embargo, Telles señaló que hay que dejar de lado el esquema de que es el Estado quien debe brindar todas las soluciones, aunque juega un papel importante.
“El problema del café no es un problema que afecta solamente al gremio del café; es un problema que afecta al país. Por ello sus soluciones se tienen que enfocar a nivel de país, así como el caso de Colombia, que renovó su parque completamente, como Honduras, Nicaragua y Perú, que incrementaron sus áreas de producción brindando desarrollo al sector rural de sus países”, afirmó.
Telles indicó que, en Centroamérica, El Salvador es el segundo país con menos área cultivada y el que tiene la menor tasa de producción. Para la cosecha 89/90, el país produjo alrededor de 2,5 millones de sacos de 60 kilogramos, con un área de cultivo de 163.941 hectáreas. Dos décadas después, en la cosecha 12/13, produjo poco más de 1,2 millones de sacos en un área de 119.678 hectáreas. La producción del ciclo 14/15 se estimó en 728.333 sacos y aparentemente será menor.
El cambio climático afectó a todo el café de la región y cada país, según sus características, aplicó diversas medidas. Honduras, por ejemplo, amplió su área de cultivo, pasando de 125.000 hectáreas en el ciclo 89/90, a 282.000 en el 12/13. Su producción también aumentó de 1.5 millones de sacos a finales de los 80, a cinco millones de sacos de 60 kilogramos en el ciclo 14/15, que equivale a casi siete millones de quintales.
Nicaragua, por ejemplo, pasó de 70.000 hectáreas y 473.273 sacos de producción en el ciclo 89/90, a 125.939 hectáreas en el ciclo 14/15, produciendo casi dos millones de sacos. Nicaragua, en estos momentos, cuenta con una área cultivada similar a la de El Salvador, pero con rendimientos muy diferentes, evidenciando que nuestro país no solamente ha reducido su parque cafetero, sino también sus rendimientos.
Colombia, en tanto, optó por renovar su parque cafetalero y es el único país que lo está haciendo. Aunque durante cuatro años redujo su producción de 11 millones de sacos a siete millones, ha logrado recuperarse y para la cosecha 15/16 espera producir 14,5 millones.
A esta fecha, Colombia cuenta con un parque cafetero renovado, en donde el 65% del mismo tiene una edad menor a cinco años, el 20% tiene una edad entre los cinco y 13 años, y el 15% es de baja productividad.
Más “cultura del café”
Amy Ángel, analista del Departamento de Estudios Económicos de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), agregó, por su parte, que uno de los problemas que se suman es la poca unidad de criterios y la débil “cultura del café”, tanto entre el sector público y privado, como en los mismos productores.
“Están tan desunidos que su mayor acción es ‘el Gobierno nos tiene que ayudar, nos tiene que salvar’. El Gobierno los tiene que ayudar en cierto grado, pero es más que les tiene que proveer las herramientas adecuadas. Eso sí, definitivamente, falta”, dijo Ángel.
La especialista apuntó que El Salvador no solamente necesita una renovación de cafetales, sino también de cafetaleros, puesto que se mantiene el mismo esquema de hace un siglo, con altos costos de producción, cuando la mano de obra e insumos eran más baratos.
Samayoa reconoció la importancia del relevo generacional al tiempo de incentivar a los trabajadores para regresar a la vida en el campo. “De acuerdo. Tenemos que buscar patronos (…), tiene que venir el relevo generacional, eso por el lado de los propietarios; y por el lado de los trabajadores, tiene que venir el interés de aprender a hacer poda, labores de agrícolas”, puntualizó.
Por su parte el presidente de la Asociación Cafetalera de El Salvador, Sergio Ticas, indicó que cualquier planteamiento para solucionar el problema del país, debe ir acompañado de asistencia y ésta debe compartirse a todo aquél participante de la cadena de valor.
“Para renovar el parque cafetalero tiene que haber investigación y financiamiento. Además, transferencia de tecnología a los patrones y mandaderos de la finca, a todos (…), se está apoyando (al sector) pero no en la medida que quisiéramos”, sostuvo el cafetalero.
Finalmente, los analistas y cafetaleros reiteraron que para renovar el parque es vital que las instituciones de apoyo al sector brinden recomendaciones concretas sobre qué variedades sembrar, cómo sembrar, bajo qué condiciones climáticas y de altura, entre otros factores.
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