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lunes, 5 de enero de 2015

La última revolución energética

El fracking acerca a EEUU a la independencia energética: Texas ya produce más petróleo que Irán

La última revolución energética, el fracking, está permitiendo a Estados Unidos elevar sus niveles de producción de petróleo a unas cotas no vistas desde la década de los 80 y a recortar su dependencia de las importaciones de combustible para abastecerse. Según los datos publicados por la Administración de Información de Energía (AIE), dependiente del Departamento de Energía, la producción de crudo de EEUU repuntó la pasada semana a su mayor nivel desde mayo de 1989. En concreto, se incrementó en 124.000 barriles diarios, el 1,6% más, hasta los 7,745 millones de barriles al día.



Gracias al fracking

Esta subida está directamente relacionada con la actividad en los yacimientos estadounidenses de shale gas o gas de esquisto y shale oil o petróleo ligero. Las reservas generadas en dos de las tres principales zonas de extracción, Bakken (Dakota del Norte) y Eagle Ford (Texas), han contribuido de manera importante en el hecho de que EEUU se haya convertido en el principal exportador de combustibles refinados (lo que incluye gasolina y diésel) del mundo.

 
Solo el estado de Texas generó una media de 2,575 millones de barriles al día en junio, de acuerdo con la AIE, una cifra que la sitúa por delante de siete de los países miembros de la OPEP. "Es sorprendente. Ahora mismo Texas está produciendo más petróleo que Iran", afirma el presidente de la consultora Lipow Oil Associates, Andy Lipow, en declaraciones a Bloomberg. En cifras, supone que Texas se adelantó en junio a lo 2,56 millones de barriles generados por Irán, aunque aún se sitúa por detrás de Arabia Saudí, Iraq, Kuwait o Venezuela.



Menor dependencia

Pero el boom del fracking no solo permite a EEUU avanzar puestos en el ranking de productores de petróleo mundiales, sino que está acercando al país norteamericano a la tan ansiada independencia energética.
 

De nuevo hay que remitirse a los datos facilitados por la AIE, que indican que entre enero y mayo EEUU consiguió cubrir el 87% de sus necesidades energéticas, una proporción no alcanzada desde mediados de los años 80. Y en base a las previsiones del Departamento de Energía, la producción doméstica de crudo alcanzará los 7,5 millones de barriles diarios este año, para llegar a los 8,4 millones de barriles en 2014.

Como consecuencia, se espera que las importaciones de netas de crudo caigan a 5,4 millones de barriles el próximo ejercicio, una cifra que está lejos de los 12,5 millones que EEUU tenía que comprar al exterior en 2005.

Pero pese al despegue de la producción de shale gas y shale oil, las capacidades de la técnica de extracción conocida como fraking o fractura hidráulica están lejos de tocar techo, según aseguran las previsiones. Recientemente, la AIE emitía un informe en el que aseguraba que hay reservas potenciales de gas no convencional suficiente para abastecer el consumo energético en el mundo durante al menos una década. Otro estudio, publicado por la Universidad de Harvard, asegura que EEUU podría llegar en 2017 al primer puesto de productores de petróleo mundiales, superando a Arabia Saudí, siempre que el precio del crudo estadounidense se sitúe entre los 75 y los 85 dólares por barril hasta 2015. Este importe sería el mínimo necesario para que la producción del petróleo ligero sea comercialmente viable en las zonas donde su obtención es más difícil  

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