José Mujica dejó subir a su auto a un trabajador que pedía una ‘carrera’. La anécdota currió en la localidad uruguaya de Conchillas, en Montes de Plata.
El mecánico Gerhald Acosta volvía de su taller una calurosa mañana y caminaba por una carretera pidiendo autoestop, pero nadie se detenía a ayudarlo. El presidente de Uruguay fue el primero en ofrecerse a llevarlo.
“Caminé un rato y en ese tiempo pasaron unos 25 o 30 autos y ninguno paró, cosa que entiendo por cómo está la situación ahora”, declaró a El Observador en referencia a la inseguridad en algunas zonas de Uruguay.
Luego de un rato, una camioneta con placa oficial y un vehículo que venía detrás frenaron. Uno de los ocupantes le preguntó dónde iba, Acosta le indicó su destino y el primero le respondió que podía acercarlo.
“Cuando subí a la camioneta dije: ‘A esta mujer yo la conozco’. Era Lucía (Topolansky), con la perra Manuela y ‘Pepe’ (Mujica) venía sentado adelante. No podía creer que el presidente me estaba llevando”, narró.
Mujica y su esposa le preguntaron por qué ‘hacía dedo’ y él les contó que ese día no pudo laborar en su empresa porque se le había vencido la cédula de identificación. “El viaje fue corto, pero ellos fueron muy amables. Al bajar les agradecí muchísimo porque no cualquiera ayuda a alguien en la ruta y menos un presidente”, añadió.
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