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Fuente: Gestión Lunes, 12 de Enero de 2015 16:18
Los expertos recomiendan escuchar sus propuestas, pero poniéndoles reglas definidas y metas claras. Advierten también que ser rebelde no significa ser negativo o quejarse por todo.
Usualmente, la rebeldía es catalogada como algo negativo. En el ámbito organizacional, las personas bajo este perfil pueden tener problemas para relacionarse con sus empleadores, jefes e incluso pares. Pero, aunque cueste asumirlo, la personalidad que algunos ‘rebeldes corporativos’ ostentan puede llegar a agregar un gran valor a las compañías, siempre y cuando sus características sean bien explotadas.
Murilo Arruda, managing director de DNA Human Capital, consideró que los nuevos innovadores pueden ser catalogados de pensadores rebeldes. “No creen en lo establecido y critican cosas que otra gente daría por obvias (…) es conveniente dar espacio para que se expresen y al mismo tiempo establecer los límites de esa conducta”, subrayó.
En ese sentido, el experto sostuvo que al tratar de reprimir la rebeldía, también se puede estar reprimiendo la innovación, perdiendo así un activo de valor para la compañía.
“Es más, si un gerente aplica bien su liderazgo y sabe cómo encauzar al rebelde, sacará entonces a relucir sus atributos y también contará con todo su apoyo”, añadió Arruda.
Reglas claras
Por su parte, Yipsi Cambara, HR Executive de Hays Chile, alertó que para aprovechar las ventajas de contar con un “buen rebelde” lo fundamental es que el líder de un equipo identifique y encauce los comportamientos.
“Se debe integrar ideas y pensar en formas de trabajo que permitan traer todas las ideas a la mesa, para posteriormente acordar un curso de acción”, señaló.
Cambara resaltó lo importante de tener reglas claras que permitan lidiar con los rebeldes e integrarlos al equipo evitando así, un desgaste de tiempo innecesario.
“Hay que integrar estas personalidades, darles un espacio y canal de expresión, con reglas definidas y metas claras. Se puede establecer una metodología que considere organizar reuniones flash y/o de lluvia de ideas donde esté permitido todo tipo de aportes”.
Esto, permitirá – según explica- evitar aplicar cambios radicales y obligará que los rebeldes hagan seguimiento a sus propias ideas y no se queden únicamente en la creación.
“Lo peor que podemos hacer con un rebelde es decirle que no sabe nada y que no puede participar, porque no tiene la suficiente experiencia”, sostuvo la ejecutiva.
Dos tipos de rebeldes
José Fernández Vergara, presidente de Stratos Executive Search, señaló que el término “rebeldes corporativos” se presta a confusiones debido a que la rebelión por la rebelión puede quedarse en personas simplemente desafiantes.
“Ser rebelde no significa ser negativo, el buen rebelde corporativo es creativo y hace propuestas, no es el perfil del que reclama y se queja por todo”, explicó.
Para Fernández, los “rebeldes” que exhiben ganas, conocimiento y experiencia son ideales para las empresas y capaces de crear mucho valor.
No obstante, admite que este tipo personas tienen poca aceptación en las compañías. “Se privilegian las personas obedientes, disciplinadas y son muy poco amigas de la diversidad”, señaló.
Sin embargo, rescató que existen en ciertos rubros y profesiones en donde los rebeldes son más aceptados e incluso bien mirado. Ejemplo de ello, la publicidad y las comunicaciones. Caso contrario de los estudios de abogados donde las conductas fuera de lo común pueden causar mayores problemas dentro del equipo.
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