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viernes, 29 de marzo de 2013

Chivarreto, Totonicapán, Guatemala: fight club chapín


Viernes Santo a golpes en aldea Chivarreto

Por Edgar Domínguez
La aldea Chivarreto, del municipio de San Francisco el Alto, Totonicapán, festeja una curiosa tradición de Viernes Santo denominada como "Peleas a puño limpio" donde reúne a centenares de ciudadanos que disfrutan del espectáculo.

Ancianos de esa comunidad recuerdan que anteriormente esta tradición tenía un sentido religioso, ya que las peleas eran una penitencia que estaba relacionada con el sufrimiento de Jesús al ser crucificado, y por eso se desarrolla el Viernes Santo.
Explicaron que desde los años 1900, la situación cambió y ahora es una tradición más de diversión que nada tiene que ver con la Semana Santa.
El evento es organizado por las autoridades comunitarias, que desde varios meses antes preparan la logística, premios y otros detalles de la tradicional pelea.
La actividad reúne a cerca de cinco mil espectadores y a unos cien peleadores. Comienza a las 14 horas y culmina a las 17 horas con la premiación de los ganadores.
Antes de las peleas se hace un acto protocolario, se canta el himno nacional y se presenta a las autoridades indígenas del lugar y a las reinas de belleza de la aldea y otras aledañas.
El exalcalde comunal de Chivarreto Gilberto Pérez, relató que antes las peleas se llevaban a cabo en el campo de futbol de la localidad, sin ningún tipo de demarcación, solo la que hacían los propios espectadores, pero en el 2012 los organizadores instalaron un cuadrilátero artesanal en el centro de la aldea.

Reglas claras
Las reglas del combate son claras: solo se valen puñetazos, están prohibidas las patadas, y los abrazos, así como tomar por el cuello al contrincante o golpearlo mientras está en el suelo.
Los árbitros que están en el cuadrilátero velan porque estas reglas se cumplan, aunque a veces algunos las olvidan.
Quienes desean participar en las peleas se reúnen en el centro de la aldea y escogen a sus contrincantes; y si estos aceptan el reto, se le notifica a los organizadores.
Los árbitros llaman a la pareja y tras recordarles las reglas, los contendientes empiezan la pelea.
Un locutor narra el desarrollo de los encuentros a los asistentes, muchos de los cuales graban los combates en video, para luego mandar una copia a sus familiares en Estados Unidos, principalmente.
Las parejas solo pelean unos pocos minutos, y si alguno de los dos es derribado, el combate se detiene y se anuncia al ganador. Aunque muchas veces la pelea sigue si quien ha caído se siente en condiciones de continuar.
Muchos de los participantes hacen una sola pelea, pero otros optan por buscar uno de los trofeos, para lo cual deben combatir más veces y con contrincantes de mayor peso o altura..
Los organizadores detallaron que la participación de los pobladores es bajo su cuenta y riesgo, pues algunas veces hay hemorragia nasal y erosiones.
Javier Pastor, uno de los peleadores, dijo que participa desde hace tres años, y que esto no es un deporte rudo sino pura diversión. Aseguró que los organizadores evitan brotes de violencia luego de los combates.
Añadió que quienes participan solo la hacen para medir quién es más fuerte o tiene más habilidad para pelear.
Algo diferente
El vecino Francisco Pérez señaló que cada año hay más visitantes que desean presenciar los combates, pues es una tradición diferente comparada con otras propias de esta temporada.
Rosario Recancoj, quien llega todos los años desde Quetzaltenango, dijo que es interesante la forma en la que se llevan a cabo las peleas, pues son simplemente distracción y que los golpes no se trasladan a las calles, como muchos pudieran pensar.
Perú: Costumbre  similar
En poblados  de la provincia de Apurímac y  Cuzco,  Perú, se celebran combates  a puño  denominados El Tacanacuy, que se llevan a cabo   el 25 de diciembre, y en algunas comunidades pueden extenderse hasta el 6 de enero.
Este tipo de peleas son milenarias y sirven para que los pobladores   arreglen   problemas surgidos durante el año con sus vecinos, a quienes retan a golpes en la plaza del poblado.
En este tipo de peleas participan hombres, mujeres, ancianos y hasta niños, que emulan a los guerreros de la etnia chanca, que las practicaban en el pasado.
Historiadores peruanos refieren que en las  peleas   se arreglan problemas y  desagravio por infidelidades, robos, y que el honor se defiende a puños, patadas y empujones.
CIFRA
100 peleadores  se calcula que  participan en los combates, en Chivarreto.

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