Cartaginés tenía 72 años
POR
Alex Sánchez, Jessica Rojas
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Narrador no se repuso a trasplante de riñón
Manuel Antonio Pilo Obando falleció el miércoles 23 de abril, a los 72 años, confirmó Andrea de la Cruz, periodista del Hospital San Juan de Dios.
De acuerdo con el doctor Álvaro Herrera, jefe de Nefrología del centro
médico, el estado de salud de Obando se había complicado por problemas
cardiacos que surgieron después del trasplante de riñón que recibió el
lunes 21 de abril.
Este miércoles, a
eso de las 12:10 p. m., el narrador presentó una arritmia cardiaca, lo
que a la postre le causó la muerte, informó el médico.
El cartaginés recibió este trasplante de riñón por el cual había esperado tres años. Sin embargo, Herrera había informado desde el martes que la evolución del paciente se había complicado por problemas del corazón. Añadió además que Obando permaneció en estado inconsciente desde la cirugía hasta su deceso.
Pilo Obando padecía de insuficiencia renal crónica y de diabetes. Durante tres años, recibió tratamiento de hemodiálisis en esa misma institución. El locutor, de 72 años, permaneció en la Unidad de Cuidados Intensivos, bajo constante supervisión. El narrador de Deportes Repretel expresó el lunes antes de la operación, con su inigualable sentido del humor, "ahora sí la pegamos en el marco".
Esa fue la frase que le dijo al médico Álvaro Herrera,
cuando fue notificado de que todo estaba preparado para iniciar el
trasplante de riñón que esperó durante tres años, contó Andrea De la
Cruz, periodista del Hospital San Juan de Dios.
Legado. En
el recuerdo quedarán sus pachotadas al aire, sus recordados dichos de
pueblo y ese estilo particular, tan querido como odiado, que lo
acompañó durante más de 4.000 partidos narrados, 9 mundiales, un sinnúmero de corridas de toros y 53 años de carrera profesional.
Nacido un 12 de junio de 1941, Pilo, un cartaginés de pura cepa, dejó
su ombligo en la comunidad blanquiazul de Aguacaliente. De niño jugó
para las ligas menores del Cartaginés y, según él mismo contó, hasta
ayudó a construir el Estadio José Rafael Fello Meza.
“Mi abuelito me hizo un carretillo, yo echaba las piedras y las llevaba
al estadio”, dijo el narrador en una entrevista concedida en el 2012,
al diario Al Día. Graduado del Liceo San Luis Gonzaga, Obando pasó de ser cajero del Banco Crédito Agrícola de Cartago a todo un narrador de radio,
en 1967. Radio Reloj, que en ese entonces se llamaba radio Cristal,
fue su primera casa comercial. Allí fue un simple operador de cabina
y luego locutor.
Sin embargo, siendo un jovencito de
tan solo 19 años, Pilo ya se había estrenado en una radio local,
demostrando talento para la narración deportiva. Un partido de
baloncesto femenino fue su primer contacto con el micrófono y el inicio
de su eterna pasión. Luego de Reloj, saltó a Radio Monumental, donde
hizo equipo con el reconocido narrador y periodista Luis Cartín
Paniagua.
Aunque nunca lo buscó, de la radio Pilo
pasó a la televisión. A finales de los 70 e inicios de los 80, Obando
ingresó a trabajar a los canales 2 y 6, cobijados en ese entonces bajo
la misma corporación. Teledeportes y Acción en vivo
En la televisión, Pilo no solo narró futbol, incluso también le entró
al Béisbol de las Grandes Ligas, la NBA y hasta el boxeo. Ya en la
época de Repretel, Obando subió de nivel e incluso llegó a ser
director de deportes de los tres canales de la empresa. Esas épocas de
bonanza cambiarían con el tiempo, se fue y regresó varias veces de la
empresa, e incluso su perfil como narrador subió y bajó como la marea.
Aprendizaje. De sus
primeros maestros en la radio, tales como Cartín y Jorge Pastor Durán,
Pilo Obando siempre se dijo muy bien aconsejado. Allí se forjó el Pilo
Obando, el auténtico.
“Durán me dijo, sea original, tarde temprano a la gente le gustará”, contó Pilo en el 2010 al sitio Vuelta en U.
A Pilo le gustó el consejo y así florecieron de su boca las palabras
“cañón” a la hora del remate; se atrevió a contar historias de toda
índole en medio partido –no importa quién jugara ni en qué
circunstancias– y a entrometerse con los jugadores y directivos de los
equipos de primera.
El Zancudo, para Enrique Díaz; El
Chunche, para Mauricio Montero y Rocky, a Rodrigo Cordero, fueron
algunos de los apodos que encaramó Obando a los jugadores de fútbol y
que, con el tiempo, se hicieron inmortales.
No tardó mucho para que alguien le devolviera la receta y lo calificara como “el hombre del zapatazo".
Obando era el que esperaba a que llegaran “los penalitos”; quien
contaba chistes en las transmisiones de los partidos y que, cuando
aparecía una bella mujer coqueteando con la cámara, la trataba de
“meneca”.
Él era el hombre del "¡qué piñazo!; ojo, del – ¡ qué piñazo–".
Además, se le recuerda por su interminable grito de gol en Italia 90.
En el 2 por 1 que Costa Rica le propinó a Suecia, le entró un
ataque de amnesia causado por la emoción y solo se limitó a repetir:
“Medford, Medford, Medford, Medford…”.
Colaboraron con esta información Yendry Miranda, Allan Andino y Katherine Chaves.
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