Los adultos entre 35 y 45 años son quienes deberían
contribuir en establecer espacios de conexión para que los jóvenes
profesionales se sientan a gusto en la empresa, sustenta Patricia
Padilla, gerente de Desarrollo de Negocios de Career Partners.
Cuando diferentes generaciones laboran en una misma oficina, suelen surgir algunos conflictos a raíz de la confluencia de distintos estilos de comunicación y puntos de vista. Pese a ello, los baby boomers (1946-1964), la generación X (1965-1979) y los millennials (1980-2000) deben esforzarse para generar un clima laboral saludable.
Empero, el área de Recursos Humanos debe adaptar sus procesos: desde la selección de personal hasta los planes de desarrollo. Incluso debe poner énfasis en la comunicación interna. “El fin es integrar los valores, conocimientos y experiencias de las distintas generaciones a favor de la productividad”, así lo indica Patricia Padilla, gerente de Desarrollo de Negocios de Career Partners.
Mientras tanto, la responsabilidad de propiciar un nexo entre la generación Y y los baby boomers, quienes generalmente están ubicados en puestos de alta jerarquía, recae sobre todo en la generación X (adultos entre 35 y 45 años), debido a que la brecha entre los dos primeros grupos es más amplia, sostiene.
“Justamente son los X los que tienen que contribuir a establecer espacios de comunicación y generar un sentido de conexión a través de la retroalimentación para así reconocer el aporte del millennial, porque los jóvenes profesionales necesitan saber si estan haciendo las cosas bien o no de manera constante, no estan dispuestos a esperar una evaluación de desempeño a fin de año”.
En esa línea, Padilla considera que abrir espacios de comunicación consiste en darle a esa “generación net” luz verde para el auto-aprendizaje mediante la navegación por Internet. Otro aspecto es utilizar los canales de comunicación disponibles. Aunque los boomers prefieren hablar cara a cara y los millennials apuestan por el empleo del correo electrónico o Skype, esas diferencias no tienen por qué convertirse en un dolor de cabeza para los miembros del equipo.
“Hay que encontrar puntos medios […] Las reuniones físicas siguen siendo necesarias en toda organización, pero luego el tema de seguimiento y control de proyecto, porque la generación Y también requiere un acompañamiento, puede efectuarse vía correo electrónico o Skype”, explica la especialista en coaching.
El otro punto implica la conexión con la empresa. Los jóvenes se sienten a gusto en una organización, cuando son conscientes de que las funciones que ejecutan tienen un sentido y una significancia. “Eso se logra, si les plantean objetivos claros y les indican qué es lo que se espera de ellos, para luego reconocerlos, si es necesario […] ellos requieren ese feedback”, subraya.
De acuerdo a Patricia Padilla, para que las diferentes generaciones convivan en armonía, es necesario que las empresas sean horizontales, dejen de lado el liderazgo autocrático, entiendan que los colaboradores deben ser evaluados por resultados y, en este punto, comprendan que la flexibilidad no es dañina.
Los mejores empleados -sustenta- no son aquellos que permanecen más horas en la oficina. Por tanto, un baby boomer no debe sentirse intranquilo, si un millennial va a un café a hacer parte de su trabajo o tiene reuniones vía Skype.
LA CLAVE
En plena guerra de talentos, puntualiza, las organizaciones deben tomar en cuenta que los millennials valoran el reconcomiendo, el clima, la conexión, el desafío, así como la contribución de la empresa en la sociedad (RSE).
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