Summa Inputs
En promedio 4 de cada 10 trabajadores cotiza a la
seguridad social en un momento dado, esto implica que en un momento dado
unos 130 millones de personas están trabajando sin ahorrar para una
pensión.
La región envejece y los sistemas de pensiones también. Casi un siglo después de implantar las primeras leyes de seguridad social, y a pesar de las grandes reformas de los años noventa, en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe las futuras generaciones de trabajadores se enfrentarán a un panorama muy preocupante.
Según cifras del Banco Interamericano de Desarrollo(BID) en el estudio "Mejores pensiones, mejores trabajos: Hacia la cobertura universal en América Latina y el Caribe", en 2050 entre el 47% y el 60% de los adultos mayores no habrá ahorrado lo suficiente para financiarse una vejez digna. Esto significa que entre 66 y 83 millones de personas tendrán que seguir trabajando más allá de los 65 años o depender de la ayuda de familiares y el Estado para poder tener el ingreso necesario.
La panorámica futura de la región es un espejo de la situación actual del mercado de trabajo. La poca capacidad de generar empleo formal genera bajos porcentajes de contribuyentes, por ello los países no logran el ahorro suficiente para una población que envejece rápido. Sobre todo pensando que según el BID los 40 millones de adultos mayores que había en la región en 2010 se van a convertir en 140 millones en el año 2050.
El problema de las cifras crecientes sobre vejez de la población es que la cantidad de trabajadores que están cotizando hoy no refleja fielmente el porcentaje de personas que tendrán una pensión en el futuro, de manera que se generan grandes lagunas en las contribuciones. En promedio 4 de cada 10 trabajadores cotiza a la seguridad social en un momento dado, esto implica que en un momento dado unos 130 millones de personas están trabajando sin ahorrar para una pensión.
Además el estudio enfatiza que no todas las pensiones que se otorgan en la región, ya sean contributivas o no contributivas, son suficientes. Muchos de los latinoamericanos que sí gozan de una pensión no reciben más de los US$10 diarios, considerándolos un segmento de vulnerabilidad económica.
La informalidad y sus males:
Aunque algunos países han logrado importantes avances en el porcentaje de adultos mayores que están recibiendo una pensión, esas mejoras no provienen de un mayor ahorro o un mejor funcionamiento del mercado de trabajo, sino de la expansión de programas no contributivos que otorgan beneficios a adultos mayores que no lograron contribuir lo suficiente durante su vida laboral.
Esta clase de solución ha mostrado su efectividad para dar protección social, en el corto plazo, a quienes trabajaron durante la mayor parte de su vida de manera informal. Sin embargo,
plantea dudas sobre las consecuencias fiscales, económicas e institucionales en el largo plazo, sobre todo si los sistemas no contributivos no están bien integrados con los contributivos.
“Aunque con grandes diferencias entre países, el fracaso del mercado laboral a la hora de movilizar suficiente ahorro previsional, es síntoma de que las estructuras para trasladar el ahorro de hoy a la pensión de mañana no están funcionado” señala el BID.
Más de la mitad de los países latinoamericanos tiene en la actualidad algún tipo de sistema de pensiones no contributivas, pero su costo podría llegar a triplicarse en términos del PIB como consecuencia, únicamente, del envejecimiento.
Soluciones:
Según el BID ahorrar para el largo plazo es difícil en cualquier contexto, pero en América Latina y el Caribe lo es aún más porque es una región de ingreso medio bajo, con un mercado laboral altamente distorsionado que genera poco empleo formal.
Por lo que el estudio plantea como eje central una mayor generación de empleo formal, partiendo de la premisa que “mejores trabajos, mejores pensiones”, por lo que hace falta una estrategia integral e interinstitucional desde el plano político, social y económico. El estudio plantea “poner al ciudadano y no únicamente al trabajador como centro del aseguramiento social, con la meta de eliminar la pobreza en la vejez de todos los adultos mayores e integrar y atraer a todos los trabajadores a los sistemas contributivos para incrementar el ahorro previsional y asegurar el nivel de las pensiones en el futuro”.
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