Nobuyuki Idei personificó en el pasado el status quo
corporativo japonés al liderar al gigante Sony Corp. Ahora, a los 75
años, apunta a reinvertarse a sí mismo como una mezcla de financista de
riesgo de Silicon Valley y mogul de Hollywood.
El ex presidente ejecutivo de Sony se describe a sí mismo como el “productor ejecutivo” detrás de una larga lista de proyectos, incluyento una firma de capital de riesgo, una consultora de diseño y un salón para emprendedores. Todos están diseñados para impulsar los startups en Japón, un país que el Banco Mundial rankea detrás de Ghana y Tanzania en cuanto a la facilidad de empezar un negocio.
“Queremos transformar las empresas y la sociedad japonesas, porque después de Sony y Honda, ninguna gran compañía ha nacido, exceptuando las dedicadas a ventas minoristas”, dijo Idei, en sus oficinas de Quantum Leaps Corp., en el centro de Tokio. “En Japón, el concepto de inversión de riesgo paciente no existe”.
En una amplia entrevista, Idei habló de todo, desde la dificultad que tienen los emprendedores japoneses para encontrar inversionistas hasta las oscuras teorías de Nikolai Kondratiev sobre ciclos tecnológicas. También dijo que no tenía arrepentimientos acerca de la muy criticada dirección que realizó de una de las compañías icónicas de Japón.
“No creo que cometí errores”, dijo Idei. “Desde el principio sólo fui un empleado de la compañía en Sony. Nunca soñé con que sería el CEO de Sony, pero convertirme en CEO es como subirte a una montaña rusa. Tienes altas y bajas, los comentarios negativos de la prensa son inevitables”.
Quantum Leaps, fundada en 2006, ha crecido hasta convertirse en una firma de 10 personas enfocada a ayudar a los emprendedores japoneses. Idei enlistó unos 20 emprendimientos a los que les ha prestado su tiempo y, en algunas ocasiones, su dinero. Su último proyecto, al cual comparó con una película producida por el “Estudio Idei”, es un fondo de capital de riesgo que planea financiar a través de patrocinadores corporativos.
Entre las startups que ha respaldado está Dreamforest Corp, un fabricante de accesorios para smartphones que puede ayudarte a mejorar tu swing en el golf, y Green Lord Motors Co, un fabricante de automóviles deportivos eléctricos hechos a mano que, dijo, algún día podría ser el rival de Tesla Motors Inc. El emprendimiento, basado en Kyoto, actualmente en su cuarto año de operaciones, recibió órdenes para 36 autos este verano. Cada uno se vende en 8 millones de yenes (US$82.000).
La historia de Sony
Enfocarse en startups es un gran cambio para un hombre que estuvo en la cima de un conglomerado global con más de 150 mil trabajadores. Su nueva postura refleja lecciones aprendidas con mucho esfuerzo acerca de cómo la burocracia corporativa entorpece la innovación, dijo.“Trabajé para Sony por muchos años y traté de transformarla, pero para una compañía con algo así como US$90.000 millones en ventas es muy difícil fomentar algo con ventas de US$100 millones dentro del grupo”, señaló. “Simplemente es demasiado grande”.
Durante su periodo al frente, Sony se rezagó en la transición a televisiones de pantalla plana y el iPod de Apple le robó el mercado de reproductores personales de música a la compañía que inventó el Walkman. Apple siguió esa acción con el iPhone, que ayudó a convertirla en la empresa más valiosa del mundo.
“Manejar una compañía es como correr un maratón sin final”, expresó Idei. “Estuve a cargo por cerca de 10 años y tenía dos responsabilidades principales: una era plantear semillas para el futuro, la otra era administrar el hoy”.
Para preparar a Sony para el futuro, Idei dice que construyó el negocio de Playstation y comenzó un negocio en teléfonos móviles que actualmente da frutos.
El más reciente proyecto de Idei en el World Innovation Lab (WIL), un fondo de capital de riesgo que comenzó hace unos meses. El objetivo es usar su agenda de contactos para obtener algunos cientos de millones de dólares de 10 de las compañías más grandes de Japón. La recaudación de fondos debería ser terminada para finales de diciembre, previó Idei, quien declinó mencionar a las personas que contactó porque “estamos en una etapa crítica”.
“Las grandes compañías en Japón tienen todo, dinero, gente, propiedad intelectual, pero son muy grandes para hacer que sucedan cosas pequeñas y únicas”, expresó. “Así que la idea de WIL es tratar de atraer inversiones de las grandes compañías”.
Toda una vida dedicada a trepar por la escalera corporativa hace de Idei un poco probable salvador de emprendedores, quienes necesitan mentores con experiencia en construir negocios partiendo de la nada, opinó Greg Tarr, socio administrador del fondo de capital de riesgo CrossPacific Capital, en Palo Alto.
“La pregunta más grandes es: ¿qué califica a este asalariado para estar aconsejando a algunos buenos emprendedores?”, dijo Tarr en una entrevista telefónica. “La forma en que hacemos las cosas en Silicon Valley es que queremos trabajar con gente que ha estado en el campo de batalla, pasando de 0 a 10 millones en ingresos y que tengan cicatrices”.
Japón sigue siendo un lugar difícil para comenzar negocios grandes, aunque hay algunas raras excepciones como SoftBank Corp. de Masayoshi Son, que se ha convertido en la segunda mayor compañía del Nikkei 225 por valor de mercado promedio desde su fundación en 1981.
“Hay muchos tomadores de riesgo, pero tienen que estar patrocinados por dinero”, dijo Idei.
Con la mayoría de las firmas de capital de riesgo financiadas por bancos que odian el riesgo, los recursos para financiar emprendimientos fue de alrededor de mil 200 millones de dólares en los 12 meses que terminaron en marzo de 2012, según las cifras más recientes de Venture Enterprise Center. El mercado estadounidense fue de 27 mil millones en 2012, según datos de la National Venture Capital Association.
“En Silicon Valley hay una clase de ecosistema empezando con Stanford y Sequoia”, señaló Idei, refiriéndose a la Universidad de Stanford y la firma de capital de riesgo Sequoia Capital. “Se ayudan entre ellos. Ese ambiente no existe aquí en Japón”.
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